Para aquellos amores que nunca se lograron, queremos que sepan que tampoco serán olvidados...
Ahora estoy más lejos de ti de lo que estaba antes, y no por la distancia que cada día veo más larga, si no por lo que tú me pediste y en un momento me obligaste a cometer; privarme de ti, de tus pensamientos, de tus alegrías, tus caricias y tu cálida cercanía.
Ahora estoy más lejos de ti de lo que pude verme antes, sobre todo sentir; de la manera más frívola que escogiste para pedirme que no te quisiera.
Lo pensaba tanto que sentía lo contrario, y te extrañaba, pero la tristeza logro aborrecerme por completo que opté por entrar en una miserable calma, donde ya ni siquiera me imaginaba a tu lado, sólo te veía como las pocas veces logré admirarte de cerca.
Dentro de tanta queja hacia tus impedimentos logré entenderlo, entender algo que no era necesario; simplemente negabas que el amor sucediera tan pronto en ti, cuando aún cargabas contigo a otro individuo.
No era que no me quisieras, era sólo que, un día lo sentías y al otro día no. Jugando con mi existencia para tu distracción y olvidarte poco a poco de aquello que una vez te hirió.
Me vi con culpa mucho tiempo, y todavía, pues era tan obvio, las ilusiones las creaba únicamente yo. Y lo peor, yo no reclamaba las tuyas, sin embargo, quería a toda costa tu atención. Tan triste fue, que apenas siento humillación, pero contigo poco me dura el orgullo y retomo todo aquello que sentía con sólo ver tus ojos, temblando por dentro para que nunca te dieras cuenta de lo torpe que me tenías.
Sigo pensando que si tú regresas serás bien venida, sólo si esta vez me quieres sin arrepentimiento todos los días. Yo podría quererte toda la vida. Darte besos cada día más puros, hasta que sientas que no son de nadie más; dártelos en tus mejillas rosas y en tus lunares inquietos, para compartir tus inmensas alegrías y como pequeñas dosis cuando te arrulle la melancolía.
Qué más quisiera yo, encontrarme otros ojos como los tuyos, con la misma mirada confusa de tantas cosas en el pasado, y esos pómulos prominentes que hacen apenas visibles tus ojos.
Parece un ridículo deseo querer encontrarte en otra persona; que al menos tenga un pedazo de ti -de tu recuerdo- y que jamás el olvido elimine tu existencia, que mi cerebro tenga algo que pueda seguir admirando por fuera y ya no reprimirlo más por dentro, algo físico que pueda acariciar de todas esas cualidades tuyas, por más pequeña que la encuentre en alguien más. Aunque seguido lo que más obtenga de tu recuerdo sea dolencia, aprendí a gozar y a querer todo lo que me diste y me sigues dando, aunque me abrase por dentro el pensar que no regresas y no habrá consuelo que a ti se le parezca, toda esta experiencia me hará retomar las fuerzas sin necesidad de aborrecerte, y quererte todavía más en tu ausencia.
Si no me quieres y tu alma llora, quiero repararla; a ver si con eso te das cuenta de que nadie te va a querer como yo lo hago, pues todos te quieren cuando te tienen cerca, pero yo te quiero aun en mi triste lejanía.
Resignación es lo que he encontrado, pero te prometo que el amor que siento por ti quedará intacto, aunque yo ya no espere por ti aquel regreso que tanto le pedí a las flores de mayo.
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