El sonido del móvil me sacó de mis sueños, no es extraño recibir un mensaje de alguien que no conoces, pero si lo es recibirlo de una persona que es imposible que lo haya enviado, incluso más si el remitente del mensaje es tu propio número.
“No intentes recordar, sal, cuidado abajo, cerradas, jarrón, valor, sálvalo, ¡SÁLVALO!”
Era imposible entender todo eso, ¿Cuándo me envié ese mensaje?
“No intentes recordar...”
¿Había dado por sentado que no podría recordar? ¿Programé el mensaje?
Después de un largo rato pensando, llegué a la conclusión de que yo no me había enviado ese mensaje. Es posible que alguno de mis amigos cogiese mi móvil y programase el mensaje como algún tipo de broma.
“sal...”
¿Alguien me estaría esperando fuera? Decidí abrir la puerta del apartamento para comprobar si alguno de mis amigos estaba fuera, esperando para ver la cara que se me quedaba. Y sin lugar a dudas mi cara debió ser un cuadro, un cuadro terrorífico, ya que la cantidad de humo que cubría el pasillo era descomunal.
¡Un incendio! Tengo que salir de aquí.
Tenía que bajar rápidamente y salir del edificio, corrí hacia las escaleras y empecé a bajar, un piso, dos pisos, tres… cada vez me costaba mas respirar a causa del humo pero tenía que bajar, o no, porque ya era imposible seguir bajando, el fuego asomaba por las escaleras del segundo piso.
“cuidado abajo...”
¿Que hago ahora, como salgo del edificio?¿Vuelvo a subir? Miré a un lado y a otro, apenas podía ver en el pasillo inundado por el humo. Necesito aire, aquí dentro apenas puedo respirar, quizás pueda entrar en alguno de los apartamentos y abrir una ventana para conseguir algo de aire limpio.
“cerradas...”
No puede ser… es imposible que todas… alguien tuvo que salir corriendo y dejar su puerta abierta. Probé puerta por puerta pero sin suerte, todas estaban cerradas.
“jarrón...”
Miré fijamente el jarrón sobre una mesita que adornaba el pasillo. Sin pensarlo dos veces lo estrellé contra el suelo. Llaves… no podía creerlo, probé suerte con la puerta mas cercana, abrió.
Una vez dentro cerré la puerta tras de mí para contener un poco el humo, encontré rápidamente una ventana y con ella aire puro. Seguía atrapado pero al menos podía respirar.
“valor...”
No, no, de ninguna manera, esto es un tercer piso, no puedo saltar, me mataría. Miré por los alrededores de la ventana, el apartamento en el que me encontraba hacia esquina, y por la esquina del edificio bajaba una tubería, un canalón que llegaba hasta el suelo.
La gente se paraba y alzaba la vista hasta la ventana en la que me encontraba sentado, intentaba alcanzar el canalón, ya casi lo tenia, estaba desesperado por salir de aquella nube toxica en la que se había convertido el apartamento. Al fin alcancé la tubería, y descendí por ella poco a poco hasta lograr alcanzar el suelo, las personas aplaudían y se acercaban a mi ofreciéndome agua pero yo estaba pensando en el mensaje. ¿Quien me lo ha enviado?¿Como sabía lo que iba a pasar?¿Como sabía donde estaba la llave?¿Y que era esa ultima parte?
“sálvalo...”
¿Salvar?¿A quien? No me encontré con nadie dentro del edificio, seguramente yo era la última persona que quedaba dentro.
Una pequeña idea se despertó en mi mente. El remitente, sabía lo que iba a pasar y además… tenía mi mismo numero de teléfono. Mi teléfono…
Cogí mi móvil y empece a escribir:
“No intentes recordar, sal, cuidado abajo, cerradas, jarrón, valor, sálvalo, ¡SÁLVALO!”
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