Nos ponemos a caminar
de buena mañana
mientras meditamos
sobre la suerte
de estar vivos
en este lugar de excelencia.
La Naturaleza
nos reclama al oído
las destrezas que nos pregonan
un instante perfecto.
Nos hemos anhelado mucho,
tanto, más, desde del querer mismo,
que ahora nos entregamos
con una paciente pasión
que aligera el paso
y saca lo mejor de cada cual.
Nos ponemos a caminar
sin pensar en metas,
y eso nos da la fe, la esperanza,
la caridad con nosotros y los demás,
el fermento de una conciencia
tan nueva como antigua
que aquí nos invita
a lo más transcendental
desde lo sencillo y anónimo.
Vamos a buen paso,
y ya sabemos que llegaremos,
sea cual sea el destino,
que obviamente no perseguimos
en esta afortunada mañana.
La Naturaleza nos ama,
y nosotros a ella.
Surge lo mejor de lo mejor.
El emblemático estado
es el equilibrio en justicia.
La vida lo brinda.
Tomar un trozo
es un acto de responsabilidad.
Siempre lo es…,
y lo ha de ser
de buena mañana.
Juan Tomás Frutos.
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