NO SUPO QUE ES MEJOR

Fue salir a la calle y no creerlo, como si ese sol atardecido fuera de sueños. Caminar por la calle y desconfiar de tanta libertad, pero era cierto: por fin lograba escapar del cautiverio de su malévolo esposo y caminaba con una rapidez  por las calles como si en cada paso devorara la distancia reprimida esos años. Buscaría a Ramón, le diría que ahora si era libre para irse con él y ahora, como nunca, estaba feliz.

 No imaginaba que al abrirse la puerta de la casa de Ramón le aguardaba una mala noticia.