EL SOÑADOR

                                  El soñador  

Subí al desván de al memoria y entre miles de recuerdos viejos halle la caja de mis primeros zapatos negros. Allí seguía, en el mismo rincón, igual que la dejé: convertida en el baúl de los sueños.

Dentro, en un desorden caótico e inquieto, como el polvo al trasluz, podía verlos moverse suspendidos en el aire. Identificaba los que iluminaron la oscuridad de mis ojos dormidos, los que me inventaba estando despierto, los perseguidos, los que se obstinaban por permanecer fondeados al otro lado del horizonte. Los recordaba casi todos: El que me dejó viajar a bordo de un rayo de bola en un increíble viaje de luces y sombras desfilando por mis ojos sin tiempo para verlas, el copo de nieve que convertido en paracaídas me posó con suavidad en el suelo sin saber dónde caía, la bicicleta mágica que me permitía cualquier clase de acrobacia, el sombrero de mago con sus animales amaestrados que me hablaban y me corregían en el guión, el reloj que daba marcha atrás en el tiempo, el placentero que provocó mi primera polución, el que me acercaba al precipicio queriendo hacerme caer, el que me permitía respirar bajo el agua el que me dejaba hacer equilibrios sobre el punto final de una biografía, de una historia de amor o de un relato breve…