Prepago: placer por dinero (I)

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Desde que tengo uso de razón, los demás siempre me han visto como una chica seria y decente; soy disciplinada, puntual, pulcra en todo lo que hago y pienso las cosas antes de hacerlas. Todo ello combinado con ser tímida refuerza esa percepción que todos a mi alrededor tienen de mí. Ja! Si supieran que tras todo ello se oculta una verdadera puta. El chico que me desvirgó había liberado ese lado de mí que ni yo misma conocía. Los 8 meses que duró aquella relación que se limitaba a ser meramente carnal fueron los mejores de mi vida; el placer que sentía era embriagador, y me volvía cada vez más adepta al sexo, a tal punto en que si no lo hacía, me ponía irritable. Ya se podrán imaginar lo que sucedió conmigo cuando todo aquello terminó. El chico tuvo que mudarse de ciudad, y debido a mi forma de ser, las oportunidades para tener sexo eran nulas. Y como fácil vino, fácil se fue. Y ahora estoy aquí, 4 meses después de que aquella locura frenara de golpe.

Mis ansias de sexo habían disminuido con el paso de los meses, pero cuando me sentía caliente, era insoportable el choque entre el querer y el no poder. Y masturbarme era tan inútil como soplar una pared esperando a que esta se mueva, así que lo dejé también. Lo único que me mantenía alejada de esa agonía era la universidad, entre trabajos, proyectos, exposiciones, etc, mi mente estaba siempre ocupada, operando con tranquilidad. Desgraciadamente, todo se desmoronaba al llegar a casa y darme cuenta de que no tenía nada qué hacer, ni nadie con quién estar.

Justo esta noche, tratando de apartar todos esos pensamientos que no hacen más que frustrarme, agarro mi laptop dispuesta a despejar mi mente. ¿Qué puedo hacer? ¿Ver una película, una serie, un documental? ¿Ver si hay ofertas de ropa? Nada, el deseo de querer acción de inmediato me impide concentrarme en cualquier otra cosa. Lo necesito, pero conseguir a alguien para eso toma mucho tiempo, y paciencia, dos cosas que no tengo. O no...? Digo, en esta época donde puedes obtener todo con facilidad, siempre y cuando tengas unos cuantos billetes en el bolsillo... Espera, ¿pagarle a un desconocido por sexo? Una acción muy mal vista, pero que muchísima gente hace. No sería ni la primera ni la última en hacer esto, ¿por qué no? Estoy sola, caliente, desesperada por la compañía y el calor de un hombre, y el dinero no es algo que me importe si sirve para satisfacer esa necesidad. Además, es más fácil y rápido que abordar a alguien. No se diga más. Pero, ¿dónde busco? Nunca he visitado ese tipo de páginas, pero como el internet es poderoso, no será problema.

Con el buscador Google preparado, escribo: prepagos en Santo Domingo, y me meto en el primer sitio. Las opciones no son muchas, pues la mayoría de "ofertas" por así decirlo son de chicas; venezolanas y colombianas en su gran mayoría, pero eso no es lo que busco, así que sigo navegando. Pronto comienzan a salir anuncios de hombres, chicos con propuestas bastante llamativas (tarifas de RD$1200 la hora con masaje, sexo oral y vaginal, su propio lugar o si quieres una visita a domicilio) pero que al ver al chico en cuestión, no llamaba mi atención. La búsqueda se volvió tediosa, pero justo cuando iba a abandonarla, apareció un anuncio con un título y una foto adjunta. Dice así:

Rodrigo, 22 años: Hola cariño, espero que estés muy bien. Si estás leyendo esto, es porque buscas pasar un buen rato, sin compromisos, sin largas esperas. No me importa tu físico ni tu edad, siempre que seas mayor de edad, yo estoy aquí dispuesto a satisfacer esos deseos que tanto te atormentan, para hacer realidad esas sucias fantasías que tienes. Como puedes ver, soy un moreno alto, fuerte, ojos grandes y cautivadores, labios grandes que resguardan una lengua capaz de hacerte tocar el cielo, unas manos fuertes que pueden hacer cosas que nunca has imaginado, y un pene que una vez que pruebes, no buscarás ningún otro. ¿Qué esperas? Escríbeme y ya verás que no te vas a arrepentir. Las tarifas y todo lo que incluyen lo discutiremos por Whatsapp. Cuando me escribas, di que me viste en este anuncio.

Un calor inmenso invadió mi entrepierna, y la húmeda era casi insoportable. La idea de que ese macho me cogiera bastó para que sin pensarlo, buscara el celular para escribirle. Compruebo que el chico de la foto es el mismo que se ve en el chat. Está en línea, lo que me emociona todavía más. Sin nada qué perder, le escribo:

Yo: Buenas noches, te vi en el anuncio de prepagos y me gustaste bastante. ¿Estás ocupado en estos momentos?

Rodrigo: Hola cariño, así que te gusté? Pues por suerte para ti estoy libre ;)

Yo: Perfecto, la verdad es que necesito acción, urgente, y no quiero esperar. Cuáles son tus precios?

Rodrigo: Jeje, así me gusta, una mujer decidida. Pues mira, mis tarifas son bastante cómodas:

RD$1,300 1 hora.

RD$ 2,000 2 horas.

RD$ 6,000 una noche completa.

RD$ 10,000 por ser acompañante a un evento/fiesta.

RD$ 15,000 si es un viaje fuera del país.

Yo: Excelente, pero por el momento solo me interesa la hora. Creo que con eso será suficiente, jeje.

Rodrigo: Genial, quieres que nos encontremos en una cabaña, o lo quieres a domicilio? ;)

Yo: A domicilio.

Rodrigo: Perfecto corazón, a qué hora nos juntamos?

Yo: 9:30PM o 10. En unos momentos te envío mi dirección.

Rodrigo: Bien, estaré allí puntual. Prepárate ;)


No contesté al mensaje, y me sentí un poco impactada pero al mismo tiempo excitada por lo que en unas pocas horas haré: tener sexo con un desconocido, y encima de eso, pagado. Me provoca un gran morbo semejante situación. Sexo pagado con un desconocido! Pero nada, ya no hay vuelta atrás, estoy urgida. Al rato me alistaré para la llegada de Rodrigo. La expectativa me está matando.


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