LA OUIJA, LLAVE FATÍDICA 1
Por franciscomiralles
Enviado el 13/01/2018, clasificado en Terror / miedo
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Me llamo Octavio Prats y soy un periodista especializado en fenómenos paranormales de todo
tipo. Por lo que el caso que voy a contar es real.
En el año 1990 del siglo pasado vino a mi despacho una mujer de mediana edad llamada Isabel
que estaba casada con un avispado agente inmobiliario llamado Oriol, cuyo matrimonio residía en
una torre con jardín en Granollers que es un pueblo del Vallés Oriental de la provincia de
Barcelona. Por lo que pude apreciar dicha mujer estaba muy alterada, y sobre todo asustada.
- Verá. Hace unas semanas que vino a cenar en nuestra torre un matrimonio amigo nuestro, y al
término de la sobremesa enseñé a mi amiga el resto de lacasa, cuando descubrimos en un cajón
de una consola que había en una habitación un aparente inocente juego de azar llamado OUIJA -
explicó Isabel con las manos crispadas-. Era un tablero que tenía letras y números escritos en
círculos; y debajo habían las palabras SI y NO. Supongo que usted sabe de lo que le hablo ¿no?
- Por supuesto que sí - le respondí yo.
- Entonces, nosotros llevados por la moda del misterio puesto que como decía mi marido la iglesia
ha perdido influencia en la gente, pero ésta busca una trascendencia por otros medios que le de
una esperanza para seguir viviendo- prosiguió ella-, nos sentamos en torno a la mesa frente al
tablero con un vaso puesto al revés, y preguntamos:
"¿Hay alguién ahí?".
"Sí" - respondió la OUIJA.
"¿Cómo te llamas?"- seguimos preguntando con gran emoción.
"Me llamo Adrián"
De repente sucedió algo singular que nos turbó a todos los que estábamos allí. Sonó estridente
el teléfono, y cuando atendí la llamada escuché una voz metálica y muy lejana de un hombre
que nos amenazó con que si no dejábamos aquel juego, lo íbamos a pagar muy caro. Lo curioso
del caso era que nadie de fuera sabía que habíamos estado jugando con el tablero, y decidimos
guardarlo y no pensar más en él por lo que pudiera pasar.
- Bueno. Normalmente cuando uno se engancha con la OUIJA se produce un desequilibrio mental,
en la que una parte del inconsciente del sujeto suele comportarse con independencia del yo
consciente - dije yo-. Sin embargo tenemos la misteriosa llamada que apunta hacia otra cosa. La
red telefónica está conectada a unas ondas electromagnéticas que fluctúan en el aire, y como
todo es vibración, hasta nuestros pensamientos, es posible que hayáis llamado a la puerta de lo
ignoito.
- Pero es que hay más. Cuando fuimos a la cama para dormir, antes de conciliar el sueño en la
blanca pared de nuestra habitación apareció una carátula evanescente de un tono grisáceo, con
una mirada delirante, y una boca grande que hacía una mueca de burla; era asimismo grotesca e
insolente, y parecía esperar a que yo me durmiera para hacerme algún daño. Esta visión se
repetía en mis sueños en noches sucesivas - tras una pausa expresó-: Señor Prats. Es muy
significativo que desde que nos enredamos con la OUIJA mi vida ha caído en picado, porque mi
marido que siempre fue un hombre muy positivo no tardó en sufrir una fuerte depresión. Dejó de
interesarse por todo; luego pareció recuperarse, y empezó a gastar dinero sin mesura, hasta que
terminó suicidándose con un cuchillo de cocina.
- Su marido padecía una depresión bipolar, que suele ser de orígen genético - argüí yo.
- De acuerdo. Poco después de la muerte de mi marido como me sentía sola, se me ocurrió
consultar una vez más a la OUIJA.
"¿Estás aquí Oriol?" - pregunté.
"Sí. No te abandono" - respondió el tablero.
"¿Cómo sé que eres tú?" - quise saber.
"Nos gustaba ir de fiesta. Tienes que venir aquí donde yo estoy porque el lugar en el que estás
tú es una basura. ¡Anda atrévete a dar el salto!" - me instó.
Enseguida me di cuenta que quien me inducía a matarme no era mi marido, sino el tal Adrián que
se hacía pasar por él, y dejé el maldito juego en el acto.
Posteriormente preguntando a los vecinos de quién había vivido antes en aquella casa, estos me
informaron que en los años curenta había vivido un sujeto llamado Adrián que era adicto al
régimen fascista el cual no vacilaba en denunciar a la Policía a quienes por una malsana envidia
no le caían bien, y que fueran condenados al paredón. Hasta que él mismo cayó en desgracia
entre los suyos y fue asesinado en esta misma torre por un sicario.
Mas una noche en los cristales del mueble-bar de la casa se reflejó la silueta de "alguien". Pensé
que sería un error de mis sentidos, pero entonces en la pared de enfrente que estaba iluminada
por una lámpara de pie, vi proyectada una fugaz sombra; era un bulto deforme, monstruoso, que
de un salto como si fuese un saltamontes se camufló en la zona oscura de la estancia...
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