Operación MK Ultra de la CIA
Por Carlos Delfino
Enviado el 14/01/2018, clasificado en Varios / otros
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Se trató de un siniestro proyecto de investigación que, mediante la tortura y el uso de drogas psicodélicas, tuvo como nefasta meta encontrar nada más ni nada menos que un método para controlar la mente humana. Conozcamos la historia.
El objetivo o la meta final que se había planteado para el proyecto era encontrar una o varias formas de poder controlar la mente de un ser humano, alterando su percepción sensorial y logrando así extraer información «100 % fidedigna» en futuras sesiones interrogatorias, especialmente para facilitar y hacer más eficaces aquellos protagonizados por individuos de mayor resistencia.
En teoría, el programa se inició en 1950, durante la dirección de Allen Welsh Dulles —primer director civil de la CIA—, quien llego oficialmente al cargo en 1953. Dulles ordenó comenzar los procedimientos tras la designación del bioquímico y psiquiatra militar Sidney Gottlieb —director de la División Química de la CIA— con el objetivo inicial de formular una droga lo suficientemente potente como para obligar a cualquier ser humano a decir toda la verdad en sus interrogatorios.
Sin embargo, el programa no tardó en ir modificándose, habiendo más de un centenar de proyectos incluidos en el mismo, de los cuales aún hoy no se conoce el más mínimo detalle. Con el paso del tiempo y el proyecto ya en práctica, que se desarrolló prácticamente durante más de dos décadas enteras (entre los 50 y hasta el 73), las ambiciones comenzaron a crecer cada vez más, tanto como para gastar millones y millones de dólares en él. De hecho, en determinado momento, la Operación MK Ultra llegó a consumir el 6 % de todo el presupuesto de la CIA.
Durante todo este tiempo, para alcanzar los objetivos del programa, se realizaron numerosas pruebas con ácido lisérgico (LSD), choques eléctricos, distintos métodos de tortura (tanto física como psicológica), el aislamiento absoluto y maltrato verbal. También se menciona el estudio y la experimentación de la hipnosis durante la operación, sobre todo durante la década de los 50.
En estos términos, uno de los objetivos primordiales era lograr inducir sentimientos como la ansiedad, mejorar los procesos de aprendizaje y desarrollar la memoria humana, todo mediante la hipnosis.
Encontrar los reclutas que aceptaran participar de semejantes experimentos, como es de suponer, fue prácticamente imposible. Por ello, desde la máxima confidencialidad de la CIA, se reclutaron indigentes, pacientes con enfermedades mentales, prostitutas y miembros de bajo rango de los servicios militares, entre otros, por supuesto, sin consentimiento previo alguno, en forma secreta y totalmente ilegal.
Hoy se sabe que fueron miles las víctimas de estos crueles experimentos, desconocidas las cifras exactas e igualmente la cantidad de muertes por las condiciones extraordinarias en las que se vulneraba a sus participantes.
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