Buenos días y bienvenido a esta la que será su casa. Le abro de par en par las puertas y le ecibo con mi mejor cara, a usted, que viene cargado de deseos y buenas intenciones. Le comunico que su antecesor salió digno por esta misma puerta, sin honores, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho. Con fracasos y con éxitos, pero todo en su justa medida. No espero de usted más, pero tampoco menos. Deme una de cal y otra de arena y me daré por satisfecha. Su contrato durará un año, ni más ni menos, sin periodo de prueba, pero sin renovación. Tiene un año para hacerme avanzar, no para ponerme zancadillas. No le pido que me limpié el camino de espinas y malas hierbas, pero sí que tenga a mano el botiquín para limpiarme las heridas. No le pido que me allane el terreno, en todo camino hay subidas y bajadas, con que no me ponga piedras en él me conformo. No me mate la ilusión ni los sueños, pero manténgame los pies en el suelo.
Como verá no pido mucho. Limitese a no hacer ruido y a pasar despacio, dejándome disfrutar de cada bueno y pequeño momento. Si van a ser malos, corra, corra y corra hasta que termine su mandato y salga por la puerta trasera, que ya me encargo yo de dar la bienvenida al próximo año.
Gracias 2017 y bienvenido 2018
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