De Cómo Legalizar Un Polvo

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Cierta tarde estábamos almorzando con mi novia, era un día soleado con muy buen clima, la brisa de la playa llegaba hasta nuestros puestos y recorría la parte de debajo de la mesa, jugueteando con nuestras piernas. Estábamos comiendo mariscos, ostras y champagne… inmejorable escenario. Justo cuando estábamos por acabar la primera botella, aparece una amiga de mi novia, se saludaron efusivamente. Hicimos el protocolo de presentación respectivo, pues no la conocía y se sentó con nosotros a comer y beber champagne.

Decidimos bajar a la playa a ver la puesta de sol, no sin antes aprovisionarme con un buen par de botellas de champagne para  rematar la tarde. Una vez en la playa y con las copas suficientes en la cabeza, las historias de su paso por la universidad comenzaron a aflorar.  Solo fue hasta este momento que hice la conexión…

-Claaaaroooo Adrianaaaa… ya me había contado de ella….

Empezaron a hablar de la vez que después de una fiesta, ella se quedó en la casa del novio de mi novia o de la vez que se fueron a un mirador con los dos novios y a los cuatro les llego la policía. En fin, las historias empezaron a fluir y me dí cuenta que con un poco de tacto y astucia, podría inmiscuirme...

En ese momento hice la pregunta… ¿Uds. dos nunca se han besado?; Claramente la primera reacción fue risas nerviosas, luego miradas un poco picaras, para terminar en un “rotundo”

-noooo… nunca ¿cómo se te ocurre? Somos amigas…

 Sentí que ese era mi aviso para intervenir, pero desafortunadamente ya mi novia estaba pasada de copas, por lo que se recostó en la arena para descansar y quedo profundamente dormida.

Le propuse a la amiga que subiéramos a la habitación a acostar a mi novia, a lo cual accedió. Recogí a mi novia en mis brazos y como pude (debo decir que no sé cómo… jajaja) llegamos a la puerta de nuestra habitación. Era un dúplex en el último piso del hotel. Entramos, acosté a mi novia en la habitación y baje a charlar con la amiga, mientras servía mas trago.

La idea no se me salía de la cabeza. En ese momento empecé a hacer preguntas:

-¿Y ustedes nunca tuvieron nada? ¿Nunca ni un beso? Ella te recuerda con mucho cariño …

-Nooo… sabes que no, nunca hubo la ocasión, bueno a no ser por aquella vez….

La tenia!!!  Abrió la puerta… ya podía escarbar…

-¿Cuál ocasión? Cuéntame quiero saberlo todo

-Bueno, esa vez que nos dejaron plantadas a las dos y nos quedamos bebiendo en el bar donde supuestamente nos íbamos a encontrar. Entre el despecho y unas ganas increíbles de fiesta, nos la pasamos bailando entre las dos cuanta música nos pusieron y a decir verdad,  nos pasamos de copas… y…

-¿Y… que pasó? Me tienes que contar…

-Y entramos al baño de mujeres, pues ella se sentía como mal y tenía ganas de llorar… la verdad no creo que ella se acuerde mucho, estaba mucho más borracha que yo… bastante más…

Ya en ese momento sabía exactamente para donde iba la cosa… pero tenía que medir el tiempo perfectamente, mis movimientos tenían que ser muy cuidadosos, pues necesitaba lograr que ella continuara la historia, el nivel de alcohol fuera el justo y que mi novia se levantara, para mirar como las juntaba y lograba hacer que ese gran sueño de hacer un trio se cristalizara…

-Tienes que acabar la anécdota, por favor….

-Bueno entramos y ella se recostó sobre mi hombro a sollozar y de un momento a otro ella volteo la cara y nos dimos un beso… bueno varios besos…

-Caramba? Y te gustó?

-Mucho… sobre todo porque fue el único beso que me ha dado una mujer en mi vida, aunque esa noche quedo como inconclusa. Igual lo mío no son las mujeres, a mí me gustan bien machos, machos que se coman a una mujer como es debido… ¿si me entiendes?

Ladea un poco la cara y me mira directo a los ojos… ¿Queeeee? Un momento… ¿eso que estaba oyendo era cierto? Era claramente una insinuación de facto… Ella quería sexo…. la verdad hasta ese momento no la había detallado, pero estaba buenísima… tenía un vestido ligero de seda estampado de flores y unos espadriles de amarrar en la pierna, era blanca, delgada, con un pelo negro intenso que caía hasta antes de su cintura…

Sin perder el impulso, procedí a acercarme sentándome justo a su lado, acercando mi cara a la suya. Nos besamos y la pasión empezó a ascender. Empecé a desamarrar su vestido por detrás, mientras le tocaba sus senos, redondos parados, su lengua jugueteaba con la mía. En cuestión de segundos la tenía completamente desnuda tirada en la sala…  era dueña de un coñito pequeñito, blanco, celestial. Comencé a comerme ese coñito delicioso y a meter mis dedos dentro de él… y empecé a oír como gemía, se retorcía de placer, claramente lo suyo era el sexo oral; luego la puse en cuatro y la penetré a placer…. Era una fiera en la cama, podías hacer con ella lo que quisieras, me senté en el sofá y la puse a que me lo mamara, hasta el fondo, atragantándose con mi miembro, luego la subí a mi regazo y  la puse a cabalgarme, paso seguido me abrí paso entre sus nalgas y le penetré el culazo que tenía…

Después de casi una hora y media a ese ritmo, me encontraba exhausto y me acordé de mi novia… subí a la habitación a ver si se había despertado. Estaba entre soñolienta y despierta, pero aun borrachita… entré en alerta, necesitaba un plan, no le podía decir que me había comido a la amiga… baje un poco consternado, pero en ese momento tuve una gran idea.

Volví a entablar conversación con Adriana, tirados y abrazados los dos sobre el sofá…

-¿De verdad no quieres concluir lo que paso esa vez? ¿No quieres subir y miramos si ella finalmente si se acuerda? ¿No quieres cerrar esa historia?

Inicialmente dijo que no, pero después de un par de besos apasionados y de hablarle en voz baja al oído, diciéndole todo lo que les podía hacer a las dos en la habitación, accedió a subir.

Entramos a la habitación completamente desnudos, yo me metí por un lado de la cama y ella por el otro. Lo primero que encontró mi novia fue mi cara, la cual me cogió con gran ternura y beso suavemente. Lo segundo que sintió fueron las manos de Adriana abrazándola por detrás… abrió los ojos y me miró… hizo una sonrisa socarrona y preguntó: ¿Adriana?

-Si amor… te la traje para ti… me contó de esa vez…

Puso su dedo índice en la mitad de mi boca…

-Shhhss… Gracias.

Se volteó y la empezó a besar apasionadamente. Como siempre, cuando las mujeres se comen, empezaron a susurrarse al oído una a la otra, yo casi no podía oír, pero lograba entender que se tenían ganas desde esa vez… Mi misión estaba completa… ya me había comido a la amiga, íbamos a hacer un trío y milagrosamente había legalizado el polvo. El resto es historia.


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