Hoy, seguía igual que ayer, antes de ayer y que hace más de un mes. La sensación de tristeza, por muchas boticas que me dieran, no se me pasaba. Seguía ahí, en mi cerebro, dándole vueltas a una situación, que, transcurrido un año, me negaba a asumir. Solo quería irme a mi casa. Esta frase se la repetía a mi hija, cada vez que venía a verme. Ella, intentaba explicarme, una y otra vez que nada se podía hacer. Veía en su rostro, ese rictus de impotencia, de tristeza y me callaba……. Ayer salió el sol y salimos, bien abrigada, a dar una vuelta en mi silla de ruedas. Seguía con mis balbuceos y mis angustias. Sabía que me volverían a medicar y entraría en ese estado de letargo e inconsciencia, que los demás llamaban tranquilidad, hasta que “volviera a dar la vuelta a mi situación”……
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