Desvirgada por el esposo de mi hermana final
Por Afrodita iluminada
Enviado el 18/02/2018, clasificado en Adultos / eróticos
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“¡Ahhhhhh!”, exclame ante los perfectos movimientos de su lengua y su cálido aliento que me trasportaba al cielo… “No te detengas por favor… Quiero más”, fue la frase que medio balbuceé ante el perfecto y electrizante sexo oral de mi cuñado.
“Ahora que estás tan húmeda y tan chorreada por tus jugos y mi saliva creo que estás listas para ser taladrada con mi verga… Pero no te preocupes, como es tu primera vez seré muy bueno contigo”, dijo Camilo.
Mi cuñado agarró mis muslos y abrió tantos mis piernas que mi sexo quedó expuesto ante él. Desde su posición podía ver a la perfección mi hinchado clítoris, mis resbaladizos labios púrpura y más adentro mi coño, rosadito, palpitante, calientito escurriendo una fina línea de líquido pegajoso, baboso y con aroma a mí… Dispuesto a recibir 20 centímetros de su carne.
Primero, Camilo sacudió su polla contra mi clítoris. Cada zarandeada lubricaba más mi concha, ponía mis pezones duros como una piedra y hacía que de mi huequito salieran chorritos de líquido saladito muy diferente al orín. Mi cuñadito sabía lo que me gustaba porque aumentaba la fricción de acuerdo con mis gestos, placer e intensidad de mi squirt.
Listo para penetrarme, Camilo acomodó su perfecta cadera entre mis piernas y despacio y con paciencia fue metiendo primero su cabezota en mí… El dolor era tan intenso que mi cadera se echaba hacia atrás, pero sus grandes manos me sujetaron. De repente su lengua invadió mi boca y en una jugada primitiva, animal y salvaje me clavó con sus 20 centímetros hasta el fondo… Después de eso, un gran gemido salió desde lo profundo de mi ser acompañado de lágrimas y sentimientos encontrados.
Camilo detuvo su marcha solo para mirarme fijamente y preguntar: “¿Te siente bien?... Quieres que continúe…"
Mi primera reacción fue voltear hacia donde Gerard, quien había disminuido el ritmo de su paja, pero continuaba grande y con su cabeza húmeda. Cami tomó mi rostro y dijo: “solo estamos los dos… Confía en mí”…
Asentí y mi cuñado continúo taladrando mi vagina y chupando mis teticas… Yo no me atrevía a abrir los ojos por la combinación de dolor y la vergüenza… Pero él quería… Camilo se propuso que fuera yo fuera la espectadora principal: “quiero que mires cómo te parto la concha… Abre los ojos, lo ordeno”, me replicó. Al dirigir la mirada hacia mi vagina el matiz de colores me dejó encantada, lo rosa de su verga se perdía entre mis delgados labios morados y me sorprendía ver que solo siendo mi primera vez, Cami pudiera llegar tan adentro, al punto de que su pubis chocara con mi coño… El toque morboso fue ver como las marcas de sangre, la prueba de mi virginidad, manchaban parte de su abdomen bajo y cubrían su verga…
“No te llegas a imaginar lo excitante que es para mí ver mi pito impregnado de tu sangre… Ufff Sofía, eres mía… Al carajo tu hermana… eres mía y de nadie más… Júrame que toda la vida serás mía o tendré que matarte… ¡JÚRALO!"
Mi respuesta fue mi primer orgasmo con un pito adentro… Me quedé sin aire, me entumecí, un agudo hormigueo me invadió de forma descarada y mi estómago se revolucionó... “Por favor muévete más rápido que quiero más… Aumenta la velocidad y hazme sentir esto de nuevo… Hazme mujer… Tú mujer”, habló la recién descubierta puta de mi interior.
Camilo me tomó como fiera y me dio la vuelta, me puso en cuatro y me la metió más rápido. Llamó a Gerard, quien seguía en modo público y me ordenó mamársela… A los cinco minutos mi cuñado explotó dentro de mi coño contraido aún por sus perfectos movimientos, pero para él no era suficiente… Le pidió a Geri que penetrara esa misma concha repleta de su leche y acabara adentro… Geri me tomó con más fuerza y tras varias embestidas me inundó de su semen delicioso... Ambos se acercaron para ver cómo de mi coño en posición de perrito se derramaba el semen mezclado con pequeños coágulos de sangre… Por mi parte, yo seguía retorciéndome del placer en ese sillón de cuero.
Yo no podía… Estaba agotada, mis piernas temblaban y faltaban menos de tres horas para la boda… Camilo no quería abandonar el despacho sin explorar mi ano…”Por lo menos déjame meter la cabeza de mi verga”, replicó ante mi negativa.
“Está bien… Pero vas a parar si me siento incómoda”, dejé claro…
Aún con rastros de semen, Camilo comenzó a dilatar mi ano con su dedo meñique… Para lubricarlo lo escupió y utilizó semen… Esa sensación tan invasiva, tan rara y tan íntima fue lo mejor… Al tiempo que me dilataba, Camilo cambiaba de dedos pasó a explorar con su índice y corazón, pero yo quería más… Ya estaba lista para su pito y él lo notó… Cami puso saliva en la punta de su miembro y procedió a desvirgar mi culo… Gerard estaba sentado a mi lado y con sus manos masajeaba mi clítoris y apretaba mis tetas… Cada embestida me llevaba al cielo… Era como una montaña rusa carga de dolor, morbo, pánico y placer… Pare sentirme llena comencé a chupar el pito de Gerard y, creo que fue por iluminación divina ( … en serio Sofía… ¿No encontraste mejor comparación?) los tres nos sincronizamos y explotamos en un magnífico orgasmo que dejó mi boca y culo cargados de leche tibia y rica…
“¿Por qué la oficina del padre está con seguro?”… Nos sacó de la fantasía una voz chillona y avejentada. Como pudimos nos cambiamos y con el revés de mi vestidito camuflé los fluidos del sillón… Camilo y Geri decidieron salir por la ventada para yo poder dar la excusa de que entré a la oficina para recostarme, no sin antes:
“Sofía, date vuelta y apóyate sobre la pared. Te queremos dejarte un recordatorio”. Las manos cálidas de Camilo alzaron mi vestido, corrieron mi panty y a mis espaldas escuché cómo escupía… “Solo cierra los ojos y relájate”, dijo antes de que una intensa, incómoda pero excitante sensación se apoderara de mí. “¡Tienes una vela en el culo!
“Eso te mantendrá preparada para esta noche… ¡Por ningún motivo lo puedes sacar…Deja eso a mí!…”.
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A las 8:00 de la noche Camilo y Fabiana ya eran marido y mujer… Después del discurso estúpido de mis papás y del baile, estaba lista para abandonar la fiesta frustrada y con ganas de asesinar a Camilo con mi asqueroso vestido pomposo por no mirarme en toda la noche. Estando en el baño de damas a punto de sacarme la vela del culo, mi cuñado entró, puso seguro y afirmó con voracidad “He venido por mi vela y algo más”.
Fin
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