Eran miles de besos, miles de besos abandonados, al frio de las calles, al frio de los tiempos. Tiempos que corren de prisa, sin pausa ni desahogo. Eran miles de besos buscando, buscados, necesitando, necesitados, miles de besos desapareciendo, desaparecidos. Eran miles de besos caducados, sin garantía ni futuro. En el fondo de un rio, en el mar, el cielo, entre las flores cautivas, en las ramas de un árbol y en lo más hondo, profundo, de tu mismo ser, de tu mismo sentimiento, que es el mío, perdido, perdiendo. Eran miles de besos queridos, esperando su momento. Sé que están ahí, no logro verlos, solo los siento, los huelo. Sé que están, es el perfume del recuerdo, el aroma del pasado que viene de vez en cuando, que viene sin esperarlo, distraído, silbando, silbando una canción, que no es de ahora, ni de ayer, una canción que solo está en tu imaginación sonando, sonando solo para ti.
Eran miles de besos perdidos como los niños de Peter Pan.
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