LA IMPORTANCIA DEL YO
Por franciscomiralles
Enviado el 15/02/2018, clasificado en Reflexiones
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No hace demasiados años que no existían las Redes Sociales para relacionarse los unos con los
otros. Sin embargo a comienzos de la Democracia en mi país la sociedad se desinhibió de sus
prohibiciones domésticas, y dio vía libre a su instinto tan hedonista como libertario como el
contenido de una botella de cava al ser descorchada y desparramarse aleatoriamente encima de la
mesa, por lo que yo conocía a muchas damas a través de los anuncios de los periódicos, que
equivalía a ligar a pie de calle.
Mas un sábado por la noche estaba yo en mi casa, cuando entonces llamaron a la puerta, y al
abrir en el umbral me encontré con una joven y atractiva mujer rubia con una carta mía en la que
me daba a conocer.
La hice pasar al comedor del piso, nos sentamos en unos sillones, y de repente empezó a quejarse
de dolor de ovarios; de manera que yo contrariado me ofrecí en llevarla a Urgencias. Ella tras
rehusar mi ayuda enseguida me puso al corriente de lo que quería.
Resultaba que dicha mujer tenía un hijo pequeño, y como el hombre que había convivido con ella
los había abandonado a su suerte, ahora ésta iba en busca de una nueva pareja, y sobre todo de
un nuevo padre para el niño. Y mientras la visitante hablaba, no dejaba de otear con curiosidad
aquel entorno, fijándose especialmente en un cuadro al óleo de un familiar mío.
- Si quieres que vivamos en esta casa, por mi encantada - me dijo la mujer que ya se veía dueña
de aquellos aposentos.
-Pero oye. ¿Cómo vas por la vida a la caza de una pareja así sin más- le respondí asombrado-.
¿Qué sabes tú de mi para pedirme un compromiso de esta naturaleza? Primero nos tendríamos
que conocer más a fondo, y ver si tenemos afinidades o no. Si nos llevamos bien o mal.
Pero lo que a mí más me chocó fue que cuando le mencioné la necesidad de conocer nuestra
manera de ser, la mujer hizo una expresión de extrañeza; como si le hubiese hablado de algo
exótico o desconocido y expresó literalmente:
- ¿Ver cómo somos? No sé lo que quieres decir.
En vista de que no nos entendíamos puesto que parecía que hablábamos dos idiomas diferentes,
terminé aquella entrevista y la despedí lo mejor que pude.
Sé muy bien que muchas mujeres buscan admirar - que no apreciar- al "heroe" actual sin reparar
para nada en lo que es el varón en sí. Pues la actitud de estas señoras está condicionada más por
su exigente biología que por otra razón. Mas esta negación, esta ceguera anímica acerca de
nuestra intrínsica manera de ser, que en muchos casos por no ser algo material se le da un
sentido vago, etéreo pero que en realidad existe, la he percibido en muchas personas.
Desde mi punto de vista esta postura que rechaza la introspección personal hace muchos años
que se ha instalado en el ánimo social, y que arranca precisamente con el movimiento nihilista.
Se empezó con negar cualquier trascendencia ideológica, y teológica - que por supuesto siempre
son susceptibles de crítica y de cambio porque en la vida todo es movimiento-, y eso ha
repercutido en el YO personal en el que va implícito una sensibilidad determinada que está sujeta
a una cultura concreta, y por tanto esta ceguera perjudica también a la autoestima.
Ya el famoso pensador alemán Friedrich Nietzsche allá hacia el año 1886, dijo que el Cristianismo
era el consuelo de los pusilánimes y de los débiles; asi como que la cultura Occidental era un
viejo mausoleo resquebrajado por el tiempo, que era tanto como referirse a la muerte de Dios; es
decir lo que el símbolo significa.
Por eso, debido a esta desidia hacia el mundo interior de la persona, ha dado lugar a que no se
haya hecho una pedadogía efectiva de reflexión a los alumnos en muchas escuelas - como me dijo
una profesora de un instituto-, y se ha sobrevalorado a las cosas materiales en detrenimento
del factor humano.
Es cierto que la cosa está muy relacionada con nuestras percepciones, pero es que la cosa, el
objeto, y asimismo el relato fantasioso se convierte en el dueño de nuestras vidas en función de
nuestra flojedad anímica, cuando en realidad el ser humano está siempre por encima de las cosas.
Claro está que en esta servidumbre del ser humano con el objeto vano está animada por la
consabida falta de autoestima, que se caracteriza por una falta total de seguridad en sí mismo, y
en consecuencia hay que ir a un psicólogo para que a uno le ayude. Pero para mi esta falta de
seguridad en sí mismo está a su vez alentada por este nihilismo existencial, histórico en el que
hemos caído.
La autoestima, o el amor propio - como se quiera decirlo- no es simplemente una palabra bonita
que hay que ponerla en un marco, o un paraíso idílico al que hay que llegar como cree mucha
gente superficial. Pues he podido comprobar que dicha gente, ante una brillante teoría, o un
lúcido escrito, se fijan más en la estética de las palabras, que en el significado de dicha teoría, o
enunciado y nada más. El amor propio es un enrevesado camino que hay que recorrer cada día,
un trabajo que hay que realizar, y que tiene muchos aspectos que hacen que nos sintamos mejor.
Para mí la autoestima consiste en saberse escuchar a uno mismo; cosa nada fácil porque ni en
muchos hogares, ni en las escuelas se ha enseñado a practicar este ejercicio, y en hacer caso
de nuestra capacidad de sentir, y de pensar. Pero hay que hacerlo con naturalidad sin enfatizar
esta voz interior, porque hay que admitir que también nos podemos equivocar.
Así de ese modo, que será sin duda a trancas y barrancas, aprenderemos también a conversar,
que desde hace tiempo esto parece que es lo más difícil de conseguir, y a escuchar al vecino de al
lado, por muy diferente que sea a nosotros mismos.
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