La vida es esa perfección
que hallas en lo sencillo,
en una esquina sin apariencia
pero con mucho fondo.
Es lo que es
cuando esperas,
cuando continuas,
cuando puedes,
cuando te paras y piensas,
cuando estimas
desde un cierto equilibrio.
Si queremos entenderla
nos hemos de aproximar a ella
desde la distancia, a niveles,
con cariño, sin rencores,
desde la emoción
que nos condiciona
y libera al tiempo.
La vida es vida,
sin vacíos ni aspectos extraños.
Debemos rescatarnos en ella,
recordando que de ella nacimos,
que con ella nos desarrollamos,
y que con ella partiremos
a otra dimensión,
con voluntad, en la fe,
sin créditos ni metas,
que tanto atropellan.
Hay significados
que no conviene alentar,
mientras que otros han de estar
en ese valor
que quita paños y pone anhelos.
La vida es hallarnos
donde conviene
sin olvidar que conviene
donde nos emplazamos,
al menos como punto de partida.
Arbitremos tiempo
sin dilaciones extrañas
y sigamos los ecos
de lo que nos justifica.
Es la vida,
que marca, que subraya,
que nos deja
a nuestro albedrío inmenso,
que nos encandila y confunde,
que nos sosiega,
que nos puede.
Ella nos toma,
y nosotros a ella.
¿Qué puedo decir?
Vida.
Juan Tomás Frutos
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