Me gusta el rock a pesar de todo

Me gusta el rock desde los seis años y en mi caso fue porque mi hermano me hizo escuchar un casette de Metallica, creo que fue el Master of Puppets. Él me decía: escucha ese solo cabrón, es de la puta madre. A mí me importaba bien poco, sólo me gustaba cuando gritaba el vocalista - una pelotudez - pero me hacía gracia escucharlo chillar como nena mientras desfilaba toda su actitud de malote. Desde ahí me a gustado el estilo de música, descargando archivos de manera ilegal por años sin ser detenido hasta el momento por el FBI. Debo reconocer que una vez dije que los Backstreet Boys no eran tan malos, pero fue porque no los había escuchado y a parte quería agradarle a mi vecina de nueve años, aunque la muy sulipanta ni siquiera acepto mi invitación de ir a comer helados de invierno a la plazita.  

Una vez para un año nuevo me quedé grabando 12 horas de una trasmisión especial de radio Futuro, dónde se hacía el listado de las 100 mejores canciones del siglo. Desde ese día que tengo problemas renales por no haber ido en todo el día al baño. Eran las 00:00 horas y por fin se daría la canción número uno del ranking legendario, pero justo durante la canción mi papá se enojó, agarro el casette y lo tiró lejos. Me enojé tanto, era pendejo, pero a los años se me pasó y lo perdoné, sobre todo cuando recordé que fue el último año nuevo que pasé con él… a los meses murió de cáncer y yo pude descargar a través de Internet la lista de las 100 mejores canciones del siglo. No sabía que la tecnología iba avanzar tan rápido en algunas materias.  

En Chile los fanáticos son un poco extraños y apasionados, tanto así que son capaces de pagar lo que sea por una entrada y vestirse con una polera negra de Black Sabbath, sin olvidar los bototos militares, durante cinco días seguidos a 35 grados de temperatura como promedio. Es verdad, yo también lo hice, pero me saque las cadenas del pantalón cuando me di cuenta que en todas las esquinas me perseguían los perros para morderme. Los fans se autodenominan como rockeros, es como si un futbolista dijera que es el mejor goleador de la historia y todavía no saliera de la banca. Entiendo la diferencia entre un fanático de la música y un rockero, porque este último no lo soy, para eso tendría que vestirme todos los días con cuero, andar en motocicleta, consumir drogas y mucho alcohol, obligándome a tener relaciones todas las noches con tres mujeres distintas por lo bajo. Yo sé que no soy rockero porque el acercamiento más intimo que tengo con mis genitales es justo después de orinar, cuando sacudo la pelvis igual que Elvis Presley.  

Lo otro complicado en mi país es explicarle a un fan que su agrupación favorita no necesariamente es la mejor banda del mundo. Si no te gusta Pantera eres una perra que no sabe nada de la vida ni la música. Lo más gracioso es cuando un fans de Pantera te dice que es la banda más pesada y potente de la historia, porque eso demuestra que no sabe mucho sobre el primer disco de la banda norteamericana. Era glam, si así es, era tan glam que se veían más femenino que Dimondo y la protagonista de una mujer fantástica, desfilando peinados más voluptuosos que los de Opra o el payaso Crusty.  

Creo que en Chile los metaleros son como los otakus, se disfrazan de sus héroes favoritos pero a la hora de tener superpoderes no pueden demostrarlo. Sé que nunca tomaré lo mismo que el vocalista de Napalm Death, de hecho, lo más probable es que me quede dormido a las 2 de la mañana escuchando un buen disco, mientras llega mi mamá y me pone el chal para que no me resfríe. Al día siguiente lo único que tomaré será un vaso de yogurth sin lactosa y Conflex, porque el Chocapic me hincha mucho y después ando con resaca todo el día.