A mediados del lejano año 60, en la Radio estaba de moda un consultorio sentimental que satisfacía
la chafardería de las amas de casa.
Sonaba una aterciopelada música para dar paso a una consultante.
"Querida señora Francis:
Soy una chica de dieciocho años, y me atrevo a molestarla con un grave problema porque sé cuán
buena y comprensiva es usted con todas las que le escriben.
Hace unos meses que conocí en el baile a un chico guapo, simpático, y servicial que se ganaba un
buen sueldo en un Banco. Luego empecé a salir con él, y un día fuimos de excursión al monte con
unos amigos; y apenas sin darnos cuenta, ni poderlo evitar hicimos lo que no teníamos que haber
hecho - usted ya me entiende-. Pero al poco tiempo de aquello, mi novio tuvo que ir a cumplir el
Servicio Militar.
De eso hace ya unas semanas, y a pesar de las cartas que le he ido enviando, él todavía no me ha
contestado ninguna. Casualmente conocí a otro chico en una fiesta de cumpleaños de una
amiga, y empezó a hacerme la corte. Este otro también era bueno, atento, y servicial. Entonces
en un momento de debilidad también hicimos lo que no teníamos que haber hecho.
Señora Francis. Estoy en una mala situación en la que no duermo, apenas como, ni vivo en paz.
Ahora estoy esperando un hijo, y no sé de quién es. Y este último pretendiente también ha
desaparecido del mapa, y por supuesto en mi casa no saben nada. ¿Qué me aconseja usted?
Firma: Una desesperada.
El "sabio" consejo a seguir de la enigmática señora Fráncis que nunca existió, sino que quien
aconsejaba era un señor con barba, cuyas respuestas eran retransmitidas por una locutora de la
emisora, no dejaba lugar a dudas. La consultante debía de ir en busca del segundo "novio",
exponerle las circunstancias del embarazo, y casarse con él cuánto antes para que el niño no
fuese un marginado de la sociedad el día de mañana, por ser hijo de una mujer soltera. Esto si
antes el padre de la chica al enterarse del desliz de ésta no le entraba un ataque de nervios y en
el hogar se producía una tragedia. Asimismo, para una mayoría del público femenino aquella joven
era una mujer ligera de cascos.
La joven "desesperada" llamada Aurora a través de varias amistades por fin pudo hablar con aquel
segundo pretendiente, y tras exponerle lo que hacía el caso, él le respondió:
- No quiero casarme contigo. ¿Quién me asegura a mí que este niño que vas a tener es hijo mío?
¿Con cuántos tíos habrás ido tú antes que conmigo?
Como era de esperar cuando la familia de Aurora se enteró de lo quele ocurría a la niña, pusieron
el grito en el cielo. Sin embargo el azar del destino hizo que todo cambiara de repente, porque
a causa de caer Aurora accidentalmente por las escaleras del inmueble en el que vivía, perdió al
hijo que espraba y no se habló más del asunto.
Mas nadie reparaba en que si en la sociedad persistía aquella moral tan puritana como intolerante,
se debía fundamentalmente a que tras la Segunda Guerra Mundial, y haber ganado la contienda
los paises democráticos con la ayuda de los Norteamericanos, y al surgir la Guerra Fría entre los
capitalistas americanos y los comunistas países del Este, éstos al ver que España era un rincón
del mundo estretégico por el que se podía colar dicho comunismo que asporaba a dominar el
resto de Europa, optaron por dejar al régimen franquista como aliado con toda su doctrina casi
medieval, a cambio de establecer unas bases militares en algunos lugares de la península.
Fueron unos años en los que la sociedad a pesar del temor reverencial que sentían por el
Régimen, por una serie de razones económicas se enriqueció y por extensión muchas familias
adoptaron una educacional tan estrecho de miras y tan intolerante como las jerarquías que
ostentaban el Poder.
Pero como en esta vida todo es finito, cuando el viejo Régimen franquista se resquebrajó cual un
edificio en ruinas, y los norteamericanos dieron el visto bueno para que en España hubiera un
sistema democrático en connivencia con el resto de Europa, también la sociedad cambió las
costumbres. Adiós al paternalismo de siempre que estaba animado por unos rígidos principios
que aunque no gustaran constituían algo firme que servían de referencia. En consecuencia,
aquella consultante llamada Aurora al salir de la oficina en la que trabajaba de secretaria, se iba
con las amigas, se hizo una seguidora de la "Movida Nacional" liderada por el cineasta gay Pedro
Almodovar, y otros que alternaban la creatividad artística con la droga; se hizo una feminista
recalcitrante y despotricaba contra los hombres, y el sistema paternalista que era una forma de
rebelarse contra la autoridad de su padre. Aunque en su fuero interno llevada por un innato
instinto de amor romántico, seguía anhelando una especie de "heroe" adinerado; un "buen
partido" que la rescatase de la rutina del cansino trabajo diario.
No obstante por mucha libertad que tuviera Aurora, ella sentía un vago vacío anímico que no
sabía cómo llevar. En realidad no se podía confiar en nadie, porque hoy uno decía una cosa, y al
día siguiente cambiaba de opinión y decía otra. Aurora no sabía que la sociedad había caído en
lo que se llama el pensamiento líquido; es decir que se podía cambiar de parecer de la noche a
la mañana según una vida de transitoriedad, en un decir inconsistente que se había establecido en
casi todo el mundo.
Como Aurora se sentía perdida, decidió hablar con un viejo amigo que conocía desde hacía años,
el cual era muy introvertido, y bastante raro porque siempre leía libros de pensadores antiguos,
y éste le dijo que debía de contemplar la catedral del pensamiento de Kant, un filósofo algo
enrevesado del siglo XllV cuya ética decía que había que respetar por encima de todo la
autonomía del ser humano y su capacidad de razonar, y de sentir; cosa que se decía pero que no
se practicaba, y dejar de lado cualquier dogma, porque en la vida no existe. Por tanto a su amiga
Aurora lo que le convenía era ser honesta consigo misma ya que así se convirtiría en un ejemplo
solvente para los demás, y evitaría de ir a la deriva.
Pues a juicio de este amigo de esta mujer a pesar de que la tecnología avanzaría más,
la sociedad todavía seguía influenciada por épocas pasadas, y por el viejo Régimen ya fenecido,
y era necesario empezar una nueva andadura en un sentido vital.
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