Recuerdas a la amiga de la que te hable... II
Por DavidDeSiempre
Enviado el 09/03/2018, clasificado en Adultos / eróticos
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Apenas me estaba tomando un trago de la única cerveza que encontré en el refrigerador, cuando escuche unos pasitos en la escalera, sentado en el sillón no podía ver quien bajaba pero estaba muy seguro de que no era mi esposa, pues la conozco y sé que después de coger de la manera en que lo habíamos hecho y sobre todo después de tomar ella no despertaría hasta el otro día.
-Coges delicioso David. –Me dijo Camila con un susurro en mi oreja, solo gire la cabeza y mire como ella se sentaba junto a mí.
Ya no había nada de qué hablar, deje mi cerveza en la mesita y me fui directamente besar su cuello, el aroma de su perfume nuevamente me lleno de ganas pero si quería una erección duradera debía tomarme un poco más de tiempo.
Subí rápidamente esa playera que tantas veces yo le quite a mi esposa y sin piedad me avente sobre sus pechitos que ya tenían los pezones sumamente erectos, ella gemía delicioso y yo más lamia sus tetas mientras con una de mis manos tocaba su panochita que ya estaba muy empapada. Beja besándola en su abdomen, mi lengua lamio ese tatuaje de orquídea con sus manos ella se bajó el pantalón, ya no tenía esa braga azul pero tenía otro tatuaje en ese monte de venus perfectamente depilado, verla me lleno de más ganas pero en mis adentros sabía que aún no estaba listo, abrí sus piernas y comencé a chupar su delicioso sexo, metía mi lengua dentro de sus labios y el calor que emanaban era impresionante, seguía chupando y ella gritaba cuando mi lengua lamia ese clítoris gigante, parecía un pene de 2 centímetros, ella apretaba mi cabeza contra su sexo y a veces sin poder respirar chupaba como loco, me pidió que no parara y continué chupándola hasta que me lleno de líquido caliente la cara, sus piernitas temblaba y su respiración era casi imposible, entonces me puse de pie frete a Camilita la puta.
Tenía mi verga dura y caliente frente a ella y no dude dos segundos en agarrarla de las greñas para que se comiera mi pene completo, ella con ese gesto de puta chupaba y lamia mi verga desde la base hasta la punta.
-Me encanta tu verga David, y más me encanta porque tiene sabor al coño de tu esposa.
Con solo escuchar eso, me sentí completamente recargado, la tumbe en el sillón boca arriba y sin piedad se la clave completa por ese coño caliente y jugoso, comencé a bombearla fuerte chocándola como loco, ella gemía y yo no dejaba de ver su carita de puta extasiada, apretaba sus tetas y con mi mano apretaba su cuello, ella con sus manos me hacia presionar mas fuerte su cuello y también sentía con su sexo me apretaba con cada movimiento.
-Perfórame David, clávame toda tu verga papito que me tienes bien caliente. Quiero que me la metas por el culo David, por favor papito, clávamela por el culo…
Con escuchar esa instrucción mi verga salió para colocarse en su pequeño orificio anal, ella tomo sus tobillos con sus manos y los jalo hasta quedar junto a sus orejas, tenía su culo expuesto y aprovechando la lubricación de su panochita, comencé a sumergirle mi verga por su culo, ella apretando los dientes me pedía más y más, hasta que finalmente tuvo toda mi verga dentro de ella.
-Quédate un momento así papito. Quiero sentirte dentro de mi culo antes de que me lo rompas.
Como con el puño de su mano, Camila comenzó a apretar mi verga delicioso, poco a poco comencé a moverme y luego de un par de minutos mis movimientos eran una copia exacta de la penetración vaginal, sus gritos y gemidos me tenían muy caliente pero Camila no dejaba de pedirme más hasta de “por favor”.
La tome de la espalda y la cargue para llevarla al otro sillón, sin sacarle mi pene de su culo llegamos al sillón más grande de la sala, Camila tenía la cara completamente roja y yo, escurría sudor en mi pecho de lo demandante que era nuestra hazaña, coloque sus piernas de lado y comencé a bombearla fuerte y a darle nalgadas exageradamente fuertes, ella gemía y mordía los cojines sin dejar de gemir gritando vulgaridades.
Continuamos en esa posición y ella me pedía que la cogiera lo más rápido y fuerte que pudiera, yo me avente con todo a cogerla sintiendo que me iba a venir en cualquier momento, sus gritos se hicieron agudos y nuevamente su cuerpo se convulsionaba al compás de mi choque, ella gritaba y se retorcía mientras también a mí me llegaba la hora de reventar. Seguí con ese ritmo y finalmente revente toda mi leche dentro de su culo en una copia exacta de con mi esposa. Ella me miro con la respiración agitada y solo pudo decir un “hijo de puta”
Sudado y nuevamente con la boca seca, acudí a esa cerveza para tomar un trago más, una corriente pequeña de aire me hizo entender lo sudado que estaba y dándole un beso en la boca a Camila me fui a dar una ducha. Entre a mi habitación y mi esposa yacía dormida completamente desnuda tal y cual la había dejado al salir. Me recosté a su lado y luego escuche que en el baño la regadera estaba encendida.
No me di cuenta en que momento me quede dormido y desperté porque mi hijo había ido a despertarme. Me cambie y baje con las risas de mi esposa y su amiga que preparaban jugo y unos huevos en la cocina. Honestamente no sabía a quién darle un beso pues tenía ganas inmensas de quitarle la ropa a ambas y hacerlas mías en ese momento. Pero con una advertencia de que era muy obvio, Camila me pellizco el brazo para regresarme a la realidad.
Desayunamos y luego Camilita se despidió de nosotros. Prometiéndonos que regresaría a tomarse unos tragos el día de su cumpleaños. Cuya fecha es dentro de tres días
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