El porvenir no es para todos
Por Daniel Galoppo
Enviado el 08/03/2018, clasificado en Cuentos
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Ya hacía un rato que me estaba dando un discurso. Lo único que rescaté de la lluvia de palabras fue: “ sus servicios en esta empresa ya no son requeridos”. La palabrería siguió unos minutos más hasta que se calló. En esa pausa ensayé una balbuceante defensa. Traté de explicar que,a pesar de mi edad, seguía siendo proactivo y económicamente útil. Si era necesario limpiaría baños y pisos. “Alguien de su edad, ya no tiene lugar aquí. Y cumpliendo con las disposiciones del Estado y lo socialmente correcto, lo llevaremos a su nuevo destino. Lo siento, señor Donizetti, pero en el porvenir no hay lugar para todos” dijo cerrando su cantinela. Dos grandotes me tomaron de los hombros, me cargaron en un auto a los empujones y me llevaron a los límites de la ciudad. El policía abrió el portón pesado y alto. Cual borracho de bar me arrojaron fuera de la ciudad y cerraron la entrada. En las afueras, el ambiente era horrible. Basura, olor hediondo y un viento caliente que llenaba de polvo los ojos. Ví unas personas harapientas acercarse reptando. Los espanté arrojándoles piedras. Mi vida cómo la conocía había terminado, ahora tocaba sobrevivir. Y mientras trataba de convencerme a mí mismo de que no podía estar peor, puse un cigarrillo en mi boca y descubrí horrorizado que no tenía encendedor.
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