Leticia y Benita. 6

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Ya un poco más tranquila me senté en un tronco cortado que tenia colocado, con toda la buena intención del mundo, en donde se recuperaba “Leti” la yegua. En la casa, en un costado había dos estacionamientos para vehículo de marquesina de tejas. En uno de los estacionamiento teníamos un montón de chismes; bicicletas, muebles inútiles, lámparas grandes -sin ningún tipo de sentido-, más trastos inútiles y la escúter de mi hermano. El otro estacionamiento, es en donde estaba la yegua, lo había preparado estupendamente para ella; le tenía unas sabanas usadas suaves, un cubo de caucho negro, de comedero y un bebedero de aluminio. De momento lo tenía provisionalmente a la espera de cómo iba evolucionando el animal. Me informe por internet de cómo se debía tener a una yegua y ¡uf! El montón de cosas que leí –que si el terreno esto, que si grava o arena, la ventilación no sé qué, la iluminación no sé cuanto- tela de cosas, la verdad que aprendí muchísimo sobre cómo debe de estar un animal tan extraordinario como son los caballos. Leti estaba de lujo, tenía todas las atenciones y además estaba mejorando de manara increíble.

Por la mañana había tenido una reacción, un brote, un ataque, una manifestación, un desencadenamiento…no lo sé, en fin. El encabronamiento fue tan grande que, sentía como una roca gigante se venía sobre mi o un león se abalanzaba salvajemente sobre mi << ¡ayúdame, no puedo más!>> me decía. El grado con el que se me presentaba la esquizofrenia era tan grande que me entraba ganas de retorcerme los pelos de la cabeza y decir sandeces. Sentada en el tronco frente a “Leti” la yegua, me atreví a recuperar el ánimo y decirle <<nada he admirado más en la vida que a los suicidas. Me superan en todo, yo no valgo nada, me sujeto a esta puta vida, aunque no valga una mierda, tan desgraciada, tan fea, tan sucia y grosera ¡arrggggg! En lugar de matarme y dejar a la gente con su puta locura ¡uf Leti perdóname! Me refugio en la falsa moneda, haciendo de mí una mujer desesperanzada. No quiero seguir viviendo ¡aaaay!>>.la yegua miraba a Benita poniendo las orejas de mil maneras distintas, como diciendo ¡que estará diciendo! Benita la miro tiernamente y le dijo <<saldremos adelante, campeona>> y añadió <<me voy a duchar que estoy reviennnta>> con deje sureño.

Eran las 16:00 horas de la tarde cuando acabo. Había sido un día duro para ella, había estado toda la mañana dándose la tabarra. Al rato llego Benito, su hermano, diciendo que si el fin de semana lo podía acompañar a una reunión. Ella frunció el ceño y con las mismas le comento a Benito que mañana por la mañana tenía que ir al cuartel de la guardia civil a decir que la yegua desaparecida la tenían ellos. Últimamente, le dijo que lo de la reunión ya lo discutirían. Vale, le dijo el hermano.


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