Mirabas, sin ver qué pasaba, mirabas ese horizonte inmenso de mil palabras, mirabas esa luna y ese sol cogidos de la mano. Mirabas, sin ver qué pasaba la vida por delante y no te esperaba. Seguía su camino sin que tú, fueras viajero de su tren, solo observador. Cansado de mirar su trayecto, de mirar sus vagones, sus ventanas, sus cortinillas de encaje. Mirabas, sin ver qué pasaba la vida corriendo, corriendo, sin siquiera esperarse un momento para coger aire, para coger aliento. Para mirar despacio, para escuchar el silencio.
Mirabas sin ver, que pasaba la noche, un día, otro y el tren no para ni aminora su marcha, sigue acelerando. Mientras, tú mirabas sin ver qué pasaba, pensando en tus cosas, pensando en ayer, pensando en mañana, pensando quizás, en lo raro de esta vida que no se detiene ni un momento, ni un instante, ni siquiera para subir o bajar. Mirabas, sin ver qué pasaba. Mirabas los pájaros mirabas el viento, mirabas el agua. Buscabas sus ojos, sus labios, su cuerpo. Buscabas, mirabas. No llevabas las gafas, no veías que todo pasaba, no veías que tú estabas quieto. Alguien puso flores, alguien dejó una lágrima, un suspiro, un beso. Alguien se llevó mi último recuerdo.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales