El paso a la secundaria

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A lo largo de mi niñez pienso que desde aquel momento con estas películas hasta acabar la primaria hubo estos momentos donde mi sexualidad empezaba a aparecer por ejemplo veía los pechos de mis maestras, las imaginaba desnudas, si serian como las mujeres de estas películas, llegaba a soñar con ellas y en algunas veces soñé que me lo chupaban lentamente. Hubo otras cosas que justo también me hacían fantasear como imágenes en revistas, un libro que mis padres igual escondían y era sobre sexo donde aparecía una pareja que realizaban varias posiciones, un calendario que un primo me regaló y donde aparecía Gloria Trevi (mis padres nunca se opusieron porque  yo tuviese ese calendario tenía ya 11 años y en ese momento esa mujer me parecía muy excitante), hasta unos dibujitos bien pinches de una pareja y sus órganos sexuales que venia en los libros de texto, la sexualidad siempre está ahí.

Llegaron los últimos momentos de mi niñez, estaba por entrar a la secundaria y empezaba a masturbarme, aunque anteriormente si llegaba a tocarme mi pequeño pene, nunca lo estimule como cuando uno se masturba. Cuando descubrí esa manera de tocarse, todo cambio pues había encontrado una manera de sentir demasiado placer y no solo eso, si cerraba los ojos podía imaginar muchas cosas, mis compañeras que ya tenían sus pechitos desarrollados, (los cuales muchas veces veía en lugar de sus caras) yo haciendo cosas con ellas, a mis maestras encima de mí y moviéndose, a esas mujeres que coleccione en mi mente durante años y que estaban ahí dispuestas para mi y hacer lo que yo quisiera y lo mejor que lo podía hacer una y otra vez.

Claro que eso se volvería insuficiente con el paso de los años, pero por lo menos en ese momento fue un grande y excitante descubrimiento y que actualmente de vez en cuando lo pongo en práctica.

Pero una cosa es fantasear y pensar que uno tiene suficiente conocimiento sobre el sexo, hasta que llega el momento de la verdad. Al estar en primero de secundaria tuve mi primera novia yo tenía 12 años, ella se llamaba Sandra tenía 13 en aquel momento, iba en el mismo salón que yo, era una niña de piel apiñonada de ojos cafés, nariz respingada, cara alargada y un cuerpecito que a mi en ese momento me mantenía continuamente excitado. Besarla hacia que sintiera cosas en el estómago, aunque no fueran estos besos apasionados que uno aprende a llevar con la experiencia, solo el hecho de posar mis labios sobre los suyos era suficiente para que me tuviese pensando y fantaseando con ella todo el tiempo. Por lo regular solo nos veíamos en la escuela por lo que cuando llegaba a casa, tenía la oportunidad de terminar por mi solo en mi habitación esos besos, en mi mente le hacia de todo.

Un día tuvimos la oportunidad de estar solos en su habitación. Ese día yo había ido a su casa a realizar una tarea que nos habían dejado en la materia de biología, su madre tuvo que salir por cuestiones de trabajo y era hija única al igual que yo y su padre se había marchado de casa cuando era ella una niña; solo nos dejo el material que ocuparíamos, por lo que nos supimos con suficiente tiempo libre para besarnos. En un primer rato hicimos lo de la escuela, para después cuando nos sentimos que realmente no había la posibilidad de llegase alguien, pues su mamá le había hablado para decirle que ya se encontraba en el trabajo y para preguntarle si necesitaba algo más para la escuela, Sandra dijo que no. Pasaron unos minutos después de esa llamada y nos empezamos a besar, aunque en un primer momento solo nos concentrábamos en nuestras bocas, poco a poco ella fue pasando a mi cuello y o por dios , vaya sensación que tuve, sentí que se me dormía la cara, ya la tenía encima de mí, restregando su cuerpecito y yo sin saber más que hacer. Ella agarro mi mano y la puso en uno de sus pechitos, esto fue sobre su ropa, vaya sensación de poder agarrar esa pequeña montañita y empezarla a masajear, era mejor que todo eso que había fantaseado y sentido, era mejor que las pornos, las revistas y el calendario, aunque no tocaba su piel directamente yo sentía que no había nada sobre nosotros. Ella se empezó a restregar sobre mi pene, yo sentía que iba a eyacular, no paso y justo la sensación de tensión que me generaba el que pudiese eyacular me causaba mucho placer, una de las mejores sensaciones que he tenido. De repente me metió mi mando debajo de su calzoncito, fue fácil pues ella llevaba un pants, sentí tanto calor, tanta humedad, sus pequeños y finos vellos, por instinto metí uno de mis dedos adentro de su pequeño canal, escuche como suspiró de una manera diferente y eso me excito aun más, ese primer suspiro que también quedaría en mi mente y lo escucharía con diferentes mujeres a largo de mi vida. Ella solo se dedicaba a sobarme sobre el pantalón, aunque hoy seria algo insuficiente, en ese momento yo me sentía en la gloria.

Y de repente algo nos interrumpió, empezaron a tocar su puerta, era su abuela, su madre la había mandado a ver que todo estuviese en orden, lo primero que hice fue correr al baño a tratar de recomponerme, pero esa erección no se me bajaba, me echaba agua en la cara para disimular un poco. Lo que pude hacer fue acomodar mi pene de modo que este se sostuviese con el resorte de mi bóxer, era eso o parecer casa de campaña. Salí del baño, Sandra me presento, sentí que se veía un poco roja, pero puede que también haya sido mi paranoia de que nos descubriesen, no fue así, su abuela muy amable nos preparo algo de comida, continuamos con nuestra tarea y momentos antes del anochecer mis padres pasaron por mí.  Me preguntaron cómo me había ido y les dije que bien. Vaya sé que había sido mejor que bien, había sido el mejor día de mi vida hasta ese momento, tener a una chica conmigo restregándose, dejándome agarrarla y meterle mano.  Me masturbe varios días y semanas pensando en ese momento. Los siguientes meses no se pudo repetir, pronto acabaría el ciclo y a lo mucho que llegamos fue a solo un manoseo en un pasillo un poco alejado de las miradas de la escuela.


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