La vuelta de Sandra

Sandra se cambió de escuela al terminar el ciclo, pues a su madre le habían ofrecido un mejor trabajo, fue muy doloroso decirle adiós en ese momento, era decirle adiós a la primera mujer que sentía que amaba, aunque nos prometimos estar en contacto, paso el tiempo y lo dejamos de tener por los siguientes dos años, una canción de la Onda Vaselina que se llama Que triste es el Primer Amor me hizo sentido. No volvería a tener novia durante el resto de la secundaria. Tuve pequeños besos y manoseos con varias chicas, muchas veces después de las expediciones que hacia la escuela nos íbamos hasta las últimas filas del camión y ahí nos besábamos y nos agarrábamos un poco, pero nada más.  

Por otra parte, aunque si sentía que había aprendido mucho, sabía besar mejor, sabía manosear mejor, mi cuerpo había cambiado, de tener un cuerpo de niño, pasaba a tener el cuerpo de un semi adulto a finales de la secundaría, mi voz había cambiado, mi pene se veía más grande, tenía más vello, era más alto, más fornido y con mejor forma corporal.

Al acabar la secundaría, yo me había quedado sin poder entrar a la preparatoria pues había reprobado dos materias y mis padres no pagarían una escuela privada, por lo que tenía mucho tiempo sin nada que hacer. Uno de esos días en los que me encontraba solo viendo películas en la tv, sonó el teléfono y al contestar y decir Hola, escuche una voz que rápidamente me dijo -Hola, que bueno escucharte, no sabes como he pensado en ti, vamos regresando a la ciudad y quiero verte-  Solo pregunte - ¿Quién habla? – contestó -Sandra-. Quedé hecho un hielo, me vino a la cabeza una serie de recuerdos de aquel momento de cuando teníamos 12 y 13, tantas manoseadas que me di pensando en ella, tantas veces que pensé en su monte de venus y sus pechitos, y de repente estaba ahí de nuevo, del otro lado del teléfono. Me dijo -Vamos a vernos- yo estaba más que emocionado, en seguida dije -¿Si, cuando?- , quedamos en encontrarnos ese día momentos más tarde, ella había regresado a vivir muy cerca de donde yo vivía en ese momento, por lo que después de 30 minutos de esa llamada estábamos frente a frente de nuevo.

Yo iba muy nervioso para encontrarnos en el parque donde habíamos quedado, mis manos no paraban de sudar, trataba de verme como si nada pasase, pero imposible mi expresión corporal mostraba todo eso que me pasaba por la cabeza. Cuando la vi, encontré una mujer totalmente diferente, al igual que yo, ya no era la niña con la que me manoseaba, era una mujer con muchas curvas, unas caderas que no pude dejar de ver, unos pechos que triplicaban el tamaño de aquellos que agarré. Después de saludarla le dije que se veía muy bonita, muy cambiada, ella me dijo -Gracias, tu muy guapo y ahora eres más grande en estatura que yo-. Platicamos durante dos o tres horas, me decía lo que había vivido en la ciudad donde estuvo esos dos últimos años, que había tenido un novio que la lastimo mucho, pues era muy violento con ella y que siempre se la pasaba celándola, yo le platicaba lo que había pasado y que no volví a tener una novia, que no pude entrar a la preparatoria por haber reprobado unas materias, que de repente salía con mis amigos a las plazas o jugar futbol, que la vida era muy igual aquí a cuando ella se había ido.

Ella saco un cigarrillo y lo prendió, yo quede un poco impresionado, pues esa acción le daba un aire de ser mayor y de cierta rebeldía.   Me dijo -te acuerdas de aquella vez que nos quedamos en mi casa-, yo me sonroje y me limite a decirle que sí, que lo recordaba muy claramente. No me dijo más, solo que tenia que volver a casa, la acompañe a su casa, pues como decía estaba muy cerca, para ser exacto solo había que caminar unos 400 metros para llegar a su casa de mi casa.  Al final me dio un beso muy cerca de la boca que me hizo estremecerme, y me dijo -Nos vemos luego-