La vuelta de Sandra 2
Por Fede Nietz
Enviado el 26/03/2018, clasificado en Adultos / eróticos
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Sandra había vuelto, una Sandra de 16, una Sandra hermosa.
Dos días después, era un jueves por la mañana, cuando sonó el teléfono y me dijo que si no quería ir a pasar el rato con ella. Por supuesto que le dije que sí, que solo me arreglaba y salía para allá. No tarde ni 30 minutos en arreglar mi habitación, darme un baño, desayunar algo y salir corriendo hacia su casa. Toque el timbre y me abrió, salió en pijama, de esos pijamas que van a la cadera, podía ver que tenia una perforación en el ombligo, me sonrió cuando me le quede viendo a esa parte de su cuerpo. Estuvimos charlando un rato, me enseño una foto de ella, algunas cosas que yo le había escrito cuando tenia 12 años. Eres el amor de mi vida decía uno de los papelitos que le había entregado en aquel entonces, me dijo que pensaba, yo sin saber que decir pues me sentía demasiado apenado solo pude decirle que era algo que sentía en ese momento y que fue mi primer amor. Puso una película, habrán pasado unos 10 minutos de que habría empezado cuando sentí como poco a poco se me iba acercando, mi corazón estaba a mil en ese momento, sentía que mi respiración iba al mismo ritmo y de repente todo eso se calmo cuando me beso, pero no fue un beso como esos de secundaria, donde a lo mucho entraba media lengua, fue un beso que me dejo sin saber que hacer, solo me dijo sigue mi ritmo. Abría su boca, metía su lengua en mi boca, buscaba mi lengua, eran como dos pequeñas serpientes que se enroscaban, de nuevo agarro mi mano y la puso en uno de sus pechos y vaya que esta vez sentía que no me cabía en la mano, mi otra mano la puso en sus nalgas, se sentían tan grandes igual. Se desabotono su playera, y me dijo muérdeme aquí señalando uno de sus pechos, se lo saco tantito y dejo libre su pezón, lo que hice fue morderlo tantito, luego lo chupaba, le pasaba mi lengua, y así pasé a su otro pecho, eran como dos toronjas, muy firmes en mi cara. Ella me empezó a meter la mano por debajo del pantalón, hasta agarrar mi pene, sentía como su mano agarraba la base de este y lo jalaba de un lado hacia otro, yo estaba más que duro, soltando ese liquido que uno tiene cuando esta demasiado excitado. De un momento a otro estábamos ya solo en ropa interior, me quito el bóxer, se quito el brasier. Empezó a besar mi pecho y poco a poco bajar por mi abdomen, me sentía en un sueño, si llegaba más abajo iba a explotar de felicidad, agarro mi pene y le paso la lengua, yo ya estaba en un sueño en ese momento, solo le pasaba la lengua, yo la veía y ella con sus ojos cafés me miraba y me penetraba, me dijo –¿te gusta? – le conteste si entre gemidos, y de repente se lo metió totalmente en su boca, mi pene había desaparecido, dolo veía su cabello, como subía y bajaba, sus ojos ahora cerrados disfrutar de ese momento, le dije que parara que iba a eyacular, no se detuvo y paso, me vine en su boca, ella no dijo nada, solo sonrió. Me dijo ahora yo, obedientemente lo hice. Replique un poco lo que ella había hecho baje de sus pechos a su entrepierna, le quite su calzón y vi una montaña con muchos vellos, chinos, gruesos, que emitían un olor muy particular. Pase mi lengua por su vagina, me agarro mi cabeza y me la restregó de una manera muy particular contra esa parte de su cuerpo, yo solo me dejaba llevar, tenia ese sabor muy particular, dulce. Así estuvimos varios minutos, a mi ya me dolía la quijada y de repente me dijo -quiero que me la metas-.
Iba a tener sexo por primera vez, iba a hacer el amor por primera vez, no pensé ni en condones, ni en una manera de protegernos, ella no dijo nada, yo solo quería estar ahí con ella, adentro de ella.
Nos acomodamos, yo me puse arriba de ella, ella agarro mi pene y lo guio hasta su vagina, al principio fue difícil, pero después de unos minutos la penetre, escuche ese mismo suspiro de aquella vez que teníamos 12 y 13, pero esta vez iba acompañado de un gemido, yo solo me movía un poco por instinto, no dejaba de besarle los pechos, su cara, su cuello, su boca. Sentía como todos nuestros fluidos se combinaban, ella mojaba toda la sabana, pues parecía que había caído un vaso con agua. En otro momento me dijo ahora tu ponte abajo, y ella se subió sobre mí, se empezó a mover de una manera que no tenia nada que ver con mi experiencia en películas porno, o escenas de sexo en otras películas, esto era mejor, sus pechos se movían, sus pezones apuntaban hacia la pared, yo se los agarraba, se los pellizcaba, de repente se encorvaba para besarme y se volvía a poner erguida para moverse, era como si me cabalgase. Gemía muy fuerte, yo solo me quedaba sorprendido diciéndole que era hermosa y que se sentía muy bien, de repente lanzo un grito tan fuerte que se arqueo hacia atrás, sentí como de nuevo me mojaba en exceso, se aventó contra mi cuerpo, se hizo a un ladito, vio que mi pene todavía estaba duro, lo agarro me lo beso tantito, me masturbo con su mano y de repente yo tampoco pude más y termine eyaculando.
Nos abrazamos durante varios minutos, nos besamos, no dijimos nada más. Nos quedamos dormidos alrededor de una hora, cuando desperté ella se estaba vistiendo, y me dijo que lo había disfrutado mucho. Yo no sabía que decirle, más que lo mismo, le dije que yo igual. Agarré mi ropa, me vestí. Estuvimos charlando un par de minutos más como si nada de lo anterior hubiese pasado, y de repente me dijo que tenia que salir a casa de su abuela. Yo le dije que estaba bien, volví a casa antes de la hora de la comida. Mi madre me había preguntado que había hecho, yo solo le contesté de la manera más casual, me encontré con Sandra y platicamos un rato. Pero vaya que de la misma manera como dos años antes, este era un día que estaría recordando el resto de mi vida, pues era uno de los mejores.
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