El místico 1/2

       ¿Qué buscas? -Me preguntaste aquella tarde en el café y no pude pronunciar palabras.

  Hablas con grandilocuencia de otras mujeres y no me siento ni de lejos cercana a ellas, disto un millón de características deseables para tí.

  Quisiera poder decirlo así, sin tapujos y con la simpleza que es, quisiera gritartelo a la cara y que te dieras cuenta que soy una mujer simple... Busco mas que un amor un cómplice con quien compartir una buena charla, no solo escuchar sino que también me escuchen; quiero enriquecer mi vida con otros puntos de vista y compartir los míos; quiero tener la certeza aunque sea solo por hoy que unos brazos amorosos y amigos sean el refugio cuando he tenido un mal día, busco con quien compartir momentos apasionados, donde pueda entregarme toda y sin reservas, pero tengo miedo... Tengo miedo de fracasar en mi elección, me han fallado tan fuerte, que me cuesta confiar en lo que siento y me guío mas por lo que están dispuestos a hacer por mi, que por las palabras, necesito ver algo firme y palpable.

   ¡Ah!...Como quisieras que estuvieras en mi carne y sintieras cada latido de mi corazón, que sintieras el rítmico movimiento de mi respirar...¡Qué placer tan dulce evocar tu recuerdo, recordar el olor dulzón de tu aliento y la sensación de tus labios sobre los míos!. No existe mejor halago que sentir ese montículo de testosterona restregándose sobre mi ropa en mi entrepierna...Te gusto ya lo veo, y sin embargo te cuesta abandonarte a la generosa entrega, mi pequeño, ¿Para quién te reservas?

  Si pudieras ser mi cómplice alegremente haría mío ese poema de Nervo ¡Vida nada me debes, vida estamos en paz!, pero en este instante mi corazón te busca y tu no estás conmigo.