El místico 2/2

   Tal vez solo sea esta copa de vino la que me haga decir lo que todo lo que siento, me desinhibe, me provoca. Los años no pasan en balde, hace mucho este corazón no palpitaba como lo hace contigo; este pequeño dolor, esa incertidumbre, me tienes a tus pies y no lo sabes...

   No entiendo porqué te niegas a abrir tu pecho y que afloren tus sentimientos, quiero ver que estás vivo, quiero sentir que te importo, quiero ver que soy capaz de hacer circular tu sangre por las venas, quiero saber que hay en tu vida una diferencia entre estar conmigo y sin mí, y no es para erigir un monumento al ego, es para saber que tengo un peso en tu vida.

   Las ideas fluyen incesantes en mi cerebro, cómo quisiera que me abrazaras y besaras sin que yo lo insinue primero, detesto sentir el mendigar amor, hazlo ya de una buena vez y muéstrame que me deseas, estrújame y enseñame tu lado salvaje ¿No ves que te lo pido a mudos gritos?...Y sin embargo me controlas, de una forma tranquila y sosegada, sin sobresaltos, sin inmutarte. ¡Qué rebelión dentro de mí!, mis lobos internos pelean encarecidamente, ese devaneo entre retenerte y dejarte ir...Soy un caldo de emociones sin resolver.

Lo único que permanece es esta fuerza centrípeta de querer fundirme en ti, no tanto en carne, sino en pensamiento, en sentir, en nuestras almas.

  Místico, así te llamaste a tí mismo, no sé muy bien que pensar, es algo muy tuyo, me aterra pensar que un buen día despiertes y digas -¡Vaya, el día ha llegado!, hoy me marcho de tu vida- Y así, de la misma manera que una noche tocaste a mi puerta, al fin te vayas sin mas explicaciones que el sentimiento tuyo de una premonición.