El conocimiento viene
de muchos procesos,
de momentos variados,
de múltiples caricias de un destino
que adquiere singularidad
en el aquí y en el ahora.
Lo sabemos por experiencia,
que hemos de procurar positiva.
Los hechos son relativos,
por mucho que digamos,
pues vienen acompañados
de esas circunstancias,
espectaculares o no,
que aclaran hacia dónde marchar.
Nos hemos de nombrar
con propiedad, sin prisa,
buscando el amor de las pausas,
que consiste en saborear
el café existencial.
Nos hemos recordado
a través de instantes apasionados,
que son los que marcan.
Efectuemos, pues,
que lo sean, que seamos,
que aspiremos el valor
de lo que posee sentido.
La sabiduría es una cosecha fácil,
si caminamos sin ansias,
con humildad, aceptando
al otro, sus significados.
Es difícil si oteamos
donde no hay,
o si procuramos alcanzar
hechos o resultados erróneos.
Lo humano, por encima de todo,
si queremos ser libres
y actuar con coherencia y credibilidad,
es estimar con autonomía,
sin tapujos, sin trampas,
dando sin pedir nada a cambio.
Tomemos, por lo tanto,
el trecho de la esperanza
y la buena voluntad
y apuntemos con simpatía
hacia los corazones amigos,
que hemos de cuidar
como esa base de dicha
que nos transportará
a los mejores parajes.
Partir de un óptimo emplazamiento
es una base del porvenir común.
Sabemos que nos tenemos.
Por ende, hay mucho, mucho,
que disfrutar.
Juan Tomás Frutos.
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