El país de los borregos

Vivimos en un país muy atrasado en el plano cultural, y no me refiero tanto a nuestra capacidad para retener datos, sino a la de asimilarlos y aprovecharlos para crear algo nuevo, es decir, aprovechar nuestra creatividad para aportar algo bueno a la sociedad.

Los niños no quieren ir al colegio porque saben que allí solo aprenderán a memorizar y escupir datos aburridos, los cuales no les van a servir para nada, y en el fondo tienen razón, la culpa es más del sistema que de ellos, pero poca gente se da cuenta de esto.

Las cosas están cambiando, pues cada vez son más los profesores que se esfuerzan por despertar la creatividad y el entusiasmo de sus estudiantes, pero siguen siendo una minoría silenciosa, casi clandestina, por lo que parece que estén haciendo algo vergonzoso, cuando en realidad son el único motivo por el que muchos estudiantes no abandonan sus estudios. No son tampoco héroes, solo personas que hacen bien su trabajo, aunque en nuestro país escaseen.

La élite académica y nuestros políticos tienen la culpa, al menos en gran medida, de lo que está pasando en la educación española. Si los que mandan no son capaces de adaptarse a un nuevo modelo, o no quieren por el trabajo que conlleva, prefieren sacrificar a los alumnos, pues en el fondo solo nos ven como borregos, chusma, plebe, hay muchos términos para designarlo, pero todos significan lo mismo.

Lo peor es que lo aceptamos, nos comemos el pan y asistimos a los juegos del circo, mientras no falte nuestra cervecita todo irá bien, no pasa nada por estar encerrados en una cárcel cultural y es mucho más fácil sobrevivir que vivir, esa es la cruda realidad en la que nos encontramos.