¿Nuestras... manos?
Por Luna White
Enviado el 26/04/2018, clasificado en Adultos / eróticos
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¿Cómo se suele despertar uno de una pesadilla? ¿Sudando? ¿Agitado? ¿Pensativo? ¿Todo a la vez? En mi caso el pelo erizado y la piel de gallina me demostraban con hechos físicos que igual él no estaba ahí; no su presencia, pero sí su esencia. Lo más importante. Ronronear era mi acto físico de sentirle dentro, entre mi sexo, mi pecho, mi mente... todo a la vez. ¿Vibrar es fácil? Vibrar de verdad, sentirlo... ¿lo habéis experimentado? Estremecerse sin pensar, solo por el hecho de vivir entre sensaciones, recuerdos, hasta poder percibir su tacto, sus manos entre las mías, con las mías, dentro de mí... de nosotros.
Querer cerrar los ojos para sentirlo más intenso, más aún de lo que es el recuerdo. Bajar unas escaleras, subirlas con sus manos en mi cintura. Sentir su presencia, su olor, su intensidad esa que no hace más que aumentar en mi interior mientras mis pezones se endurecen, mis areolas lo sienten de la misma manera —o al menos similar— que mi interior. ¿O solo es su ausencia lo que se percibe...? ¿El vacío que ha quedado o dejó al marcharse? No importan las preguntas, el cuerpo no atiende a posibles respuestas. Solo pide vivir, revivir un recuerdo que ya es eterno. Sus manos masculinas abrazando mi cuello delgado y sensual, su cuerpo buscando mi cuerpo con respeto. Un respeto que quiero que deje a un lado para vivir en plenitud lo que ahora rememoro una y otra vez. Gemidos ahogados al sentir mis manos, mis dedos, como si fueran las suyos. Incluso creo oír su suspiro junto a mi oído, mi cuello. Sentirlo a él de nuevo. ¿Lo sentís? ¿El momento...? Ese que precede a la explosión...
¿Explotamos juntos?
No, no creo. Solo podré junto a él.
Donde quiera que esté... Solo él.
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