EL MAL CAMINO HACIA EL AMOR 2
Por franciscomiralles
Enviado el 27/04/2018, clasificado en Amor / Románticos
1131 visitas
De entrada aquel sujeto parecía ser reservado y prepotente; pero de un modo gradual fue
tomándome algo de confianza, y hablábamos de la crisis económica, de lo mal que estaba el
mundo laboral; o de deporte. Y cuando supe que el hombre estaba económicamentecon el agua
al cuello, yo le mencioné a mi empresa, y le dije que necesitábamos un buen administrativo
con experiencia, y le ofrecí trabajo y un buen sueldo.
- Tú y tu mujer no merecéis pasar tantos apuros - le dije muy ladinamente.
Y en efecto, Roberto entró a trabajar en mi multinacional.
Pero a Roberto le asigné una tan dulce como eficaz secretaria japonesa a la que le ofrecí un
sustancioso incentivo si era capaz de seducir al beato Roberto y se acostaba con él.
Al poco tiempo de estar con nosotros el marido de María, éste descubrió que la empresa como
muchas otras, hacía un vergonzoso fraude fiscal, pero lo convencimos para que no nos
denunciara a cambio de subornarle con un buen pico, por lo que Roberto se accedió sin
rechistar ya que le debió de parecer más interesante lo que cobraba que los principios éticos
que predicaba su iglesia.
El trabajo de seducción de la japonesa era muy sutil. Y cuando ella se percató de que el
matrimonio del guapo y atlético Roberto pasaba por un mal momento, ella apretó el
acelerador y consiguió vencer su inquebrantable fidelidad hacia María. Se mostraba con aquel
infeliz con una exquisita empatía, a la vez que le daba a entender que estaba dispuesta a
todo. En consecuencia fueron a una habitación de un hotel, y allí se amaron con una
pasión desmedida.
Lo que menos se imaginaba Roberto fue que desde una ventana de un edificio que había
enfrente del hotel un detective privado que yo había pagado de mi bolsillo fotografió con un
teleobjetivo aquella tórrida escena erótica la cual la mandamos al móvil de María por
INTERNET.
Como era de esperar cuando María vió aquellas "pecaminosas" fotos puso el grito en el cielo
ya que la admiración y la fe que hasta entonces había sentido por su marido se rompió en
mil pedazos, y la relación conyugal empezó a caer en picado.
Por otra parte aquel "tsunami" conyugal coincidió con una revisión que hicieron los inspectores
de Hacienda en mi empresa, y al descubrir el agujero negro financiero de la misma, como
Roberto estaba en la sección de contabilidad, y era el empleado más vulnerable de la empresa
se convirtió en el "cabeza de turco" del fraude; y aunque la Justicia lo imputó por aquel delito
pudo eludir ir a la cárcel. No obstante, su prestigio como administrativo quedó seriamente
dañado.
Por todo ello para María aquel sujeto había dejado de ser el héroe de su vida y se separó
de él.
Fue entonces cuando de una manera discreta aparecí yo en escena y me convertí en el
generoso acompañante.
Íbamos a todos los espectáculos, la invitaba a almorzar a los mejores restaurantes de la
ciudad; y la dejaba hablar de lo que quisiera; asimismo cuando estaba triste yo la consolaba;
o la hacía reír cuando se presentaba la ocasión. Cuando me lo propongo puedo ser encantador,
y quería que María se diera cuenta de que conmigo se podía confiar.
Mas había un obstáculo en mi empeño de que María se fijase en mí, y era que ella me tenía
como un "buen amigo". Sé por experiencia que cuando una mujer le dice a un hombre que es un
amigo, este concepto de la amistad es una barrera que pone una distancia afectiva y sexual
hacia dicho pretendiente. Pero yo no hice caso de las palabras de María y en algunos
momentos de debilidad, la tomaba de una mano cariñosamente, y la besé tiernamente en los
labios, y ella se dejaba querer. La verdad era que yo la amaba locamente, y no me
arrepentía en absoluto de haber hecho mi sucia estratagema para conseguir su compañía.
En una ocasión para disipar cualquier duda que María pudiera tener acerca de mi honradez
en la multinacional, la mentí descaradamente al decirle que yo estaba al margen del fraude
fiscal que ésta practicaba; aunque algo sospechaba tenor de algunas irregularidades que
había visto.
- Te creo - respondió ella.
Y aquella vez nos acostamos juntos en mi apartamento, puesto que yo era viudo desde hacía
cinco años y no había peligro de terceras personas. ¡Y Dios que dicha más grande era poder
acariciar su tersa y morena piel! ¡Y que besos tan ardientes nos dábamos!
Mas cuando vi que para María yo me había convertido en un consistente apoyo en todos los
sentidos, como previamente ya había solicitado mi traslado a la madre de mi empresa en Nueva
York, y me lo habían concedido, al decirle a María que me marchaba al Nuevo Continente
para provocarle un miedo existencial a la soledad y así aincitarla a que me siguiera, aquello
hizo elefecto deseado.
- Quiero ir contigo,y empezar de nuevo lejos de aquí que tan malos recuerdos me traen.
De modo que cruzamos el charco llenos de felicidad. Porque amigos lectores. Eso de que
el villano siempre pierde sólo pasa en las películas para tranquilizar al espectador, porque
en la vida real, si éste es inteligente no tan solo suele ganar, sino que además vive
cien años, y un día.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales