Efectivamente, lo primero que hizo Benita cuando entró en casa fue tomarse la Quetiapina. Luego mientras se duchaba se acordó de lo bipolar que había sido el día, lo irritante que había sido el encargado de Enlatal y lo maravilloso que había sido conocer a Carmen. La medicación y la ducha le había dejado en un estado de unión con la naturaleza divina. Estaba haciendo té y cociendo arroz, cuando llegaron a casa Benito y Lucía, pareja de Benito <<Mi compañera>> como decía Benito. Lucía es una chica cariñosa, carismática, afectuosa, serena y sobre todo habladora (se puede llevar 17 horas hablando sin inmutarse) de cualquier tema, no tiene pelos en la lengua, no tiene vergüenza a la hora de abordar cualquier tema que se le presente. Es morena de piel y cabello, no muy alta (1,65) poco agraciada, pero gusta porque es cándida y graciosa. Benita se sentó en el sofá con un tazón de arroz cocido con manzana en trocitos y una taza de té menta poleo. Eran cerca de las ocho de la tarde, y a Benita se le abría la boca sin darse cuenta, ya a esa hora de cualquier día estaba en el segundo sueño. Pero aquel día había sido más largo. Benito sentado al lado de Lucía dijo:
-Que dice hermana, como te ha ido el día. Llevamos dos semanas sin vernos a penas, nos hemos visto muy poco –Dijo Benito con apego.
Sí que nos vemos poco, es verdad hermanito. Tengo un montón de cosas que contar, pero hoy, precisamente hoy estoy reventada. El domingo por la tarde, podemos charlar, si Dios quiere –Dijo, también con apego, mirando a Lucía y a su hermano, prosiguió- Además, hecho de menos coger a la yegua, desde el amanecer y pasar toda la mañana con ella. Ir a la playa y luego al monte y allí masturbarme apoyada en un piedra escuchando buen “Break beat” y sobre todo hablar, hablar mucho con Leti (la yegua). Eso me devuelve las ganas de vivir.
Lucía echó a reír en este punto y dijo:
-¡Uh, estás hecha una pilla de siete suelas! Como diría Truman Capote. Qué bien te lo montas cuñadita (forma cariñosa de decir cuñada). Ay, me lo estoy imaginando, tú con la yegua al galope, sin blusa, a campo través, diciéndole a Leti ¡Campeona, bonita! Trotando bajo el sol y después metiéndose y bañándose las dos en el lago del viejo monte, allí celebrando la vida, como tiene que ser, cuñadita, como te lo montas, no te hace falta ni una mosca para sentirte bien contigo misma. Siento en estos momentos una envidia sana…cuánta razón tiene cuando me dices que <<El poder está dentro de ti>> que no me guie por nadie, que no me moleste por las malas caras, que eso es lo que quieren, verme mal, muy mal –Terminó de decir alegremente Lucía.
-Bueno chicos, yo me voy a la cama, portaos bien. Ya mañana es otro día, como diría aquel –Dijo Benita abriendo la boca de par en par.
-Venga hermana hasta mañana.
-Hasta mañana, cuñadita, que descanses bien, no sé si nos vamos a portar bien después de lo que has dicho de la masturbación, pero venga no pasa nada, el domingo hablamos, si Dios quieres, como tú dices ¡Adiós querida, adiós! –Dijo Lucía con debilidad y amor.
Benito se reía con estima, mientras hacía una sopa de letras en el sofá. Benita se metió una onza de chocolate en el cielo de la boca y se fue a dormir.
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