ROSTROS
Te diriges hacia mí con una sinuosa sonrisa. Sólo nos separan a penas unos metros. Tu andar es espectacular, fiero y con mucho estilo. ¿Serás tú aquel que llegue a entenderme? ¿El que llegue a amarme y no me deje nunca? ¿El que se pierda en mi mirada?
Entonces pasa una chica y tu mirada, la que creía para mí, la diriges a ella. Me doy cuenta de que esa es tu forma de acechar a tus presas; esa mirada va dirigida a cualquiera que se cruce en tu camino.
No, no eres tú, sigo buscando
Tal vez seas tú, el camillero que siempre me saluda y me regala sonrisas mientras cambiamos de postura a algún pobre desgraciado.
¿Ha sido una caricia en la mano o un simple contacto casual el de esta mañana? Déjame buscar las respuestas en tu mirada, no me rehúyas..
No, no eres tú, te cambias de trabajo y sólo quieres despedirte, sigo buscando
Creo que ya te he encontrado. Tienes que ser tú. Por lo visto a los dos nos gusta ir en bicicleta al trabajo. En unos segundos nuestras miradas podrán cruzarse, en cuanto crucemos la calle que nos separa.
Evalúas si soy yo esa persona pero estamos muy lejos y tienes que forzar la vista. Decides cruzar antes de que el semáforo te dé su visto bueno.
Un camión te aparta brutalmente de su camino. A los pocos minutos el servicio de emergencias intenta reanimarte. Ya no hay nada que hacer.
Nunca sabré si eras tú, sigo buscando
Keira
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