EL PENSAMIENTO OCEÁNICO 2

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Amadeo escuchaba a Matías con gran atención puesto que la afectividad que sentía por su amigo

era la puerta abierta para que sus palabras, sus conceptos le hicesen un efecto certero.

- Por otra parte ninguna teoría o enunciado sirve de gran cosa si uno no la siente en su propia

piel - prosiguió Matías-. Pero esta experiencia cósmica que has vivido que te eleva por encima

de mucha gente, y que tiene su fondo de realidad, la tienes que constatar empíricamente, y yo

te voy a ayudar.

-¿Tú? ¿Y cómo? - inquirió sorprendido Amadeo.

-¡Sí! El pensamiento mítico en el que has sido educado ha muerto en tí, y ha hado paso al

pensamiento científico que tienes que asumir para poder ser un hombre de hoy en día.

Tras una pausa Matías continuó.

- De igual manera como la semilla de un árbol que contiene la información del vegetal, esta

zona cósmica en la que vivimos también empezó siendo un punto en el que confluían una serie

de partículas elementales, casi fantasmagóricas, las cuales tienen una naturaleza dual porque

según como se las mire en un laboratorio se pueden comportar tanto como una partícula, como

una onda, y tienen una trayectoria incierta, muy loca, pero que no obstante forman una

SIMETRÍA. Pero he aquí que un día esta SIMETRÍA se rompe para dar paso a una ASIMETRÍA, por

lo que nosotros somos la consecuencia de un descosido cósmico. Y estas partículas-ondas se van

apareando las unas con las otras, como tú con Martina, pero de una  manera muy aleatoria, hasta

formar el átomo de hidrógeno, en el que subyacen las cuatro leyes que son los cimientos de este

universo, co o son: La ley electromagética (de la luz), la de la gravedad, la interacción fuerte,

que son los ladrillos de partóiculas subatómicas que forman un átómo; pues nosotros también

estamos formados por átomos, y la interacción débil que es otra partícula que baila muy cerca

del átomo. Como has podido intuir, todo tiene un Principio de Energía.

- Esto es magnífico - admitió Amadeo.

- Sí. Pero la cosa no termina ahí. En el momento en que se crea este universo,  que es muy

posible que sea vecino de otros universos más en función de las vibraciones de las partículas

elementales con su correspondiente Gran Explosión, el Bing Bang, se crea asimismo el espacio-

tiempo y  las correspondientes galaxias las cuales se alejan las unas de las otras. Es decir este

espacio es por donde pasa la luz que emanan las estrellas, y el tiempo es lo que tarda ésta en

hacer su recorrido. Por tanto, si yo voy en un cohete por el espacio con un reloj, y tú vas en otra

nave con otro reloj, y se nos cruza un rayo de luz, mi reloj marcará determinada, pero a tí te

marcará una hora distinta. ¿Es que nuestros relojes van mal? En absoluto. Sólo que ahí afuera

el tiempo no es el mismo que el tiempo que medimos en casa. Por otra parte, si tú tienes un

hermano gemelo y vas a hacer un viaje de vacaciones a otro planeta de una lejana galaxia con

un cohete que corre a la velocidad de la luz que son 300.000 Km por segundo, al regresar a la

Tierra tu hermano será muy, muy viejo, mientras que tú te mantendrás igual de joven. Pero

también ándate con ojo, porque resulta que el entramado del tiempo-espacio no es recto como

una autopista, sino que está distorsionado, está arrugado como un pañuelo debido a la gran

cantidad de materia que hay, como son las galaxias. Y dicho todo esto. ¿Existe una superley,

algún Dios que regule al universo? Pues nos damos contra un muro, porque resulta que la

Mecánica Cuántica, el sutil mundo de las partículas subatómicas y la Teoría de la Relatividad

que contempla la ley de la gravedad son tan incompatibles como el agua con el aceite ya que

estas pequeñas partículas elementales se olvidan de dicha gravedad.

- Realmente la vida en sí misma ya es un milagro - dijo Aamadeo.

- Ciertamente. Por de pronto nuestra galaxia es una de las miles y miles de galaxias que hay

en el cosmos. Unas tienen la forma de una pelota de rugby, otras se parecen a un racimo de

uvas... En todo caso, nuestro sistema solar se halla en la cola de nuestra galaxia y recibe el

nombre de Orión. Así que es una solemene estupidez ser tan propotente como son mucha gente,

porque en definitiva nosotros somos una caquita de mosca en medio del cósmos.

Así pues para Amadeo aquel Pensamiento Oceánico especificado por su amigo Matías le despertó

un sentimiento de solidaridad para con el prójimo, que le llevó a ayudar en la medida de sus

posibilidades a quien lo necesitase ingresando en asociaciones humanitarias.

 


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