LA SEÑORA.-

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Venía por mi, lo sabía, pero no podía hacer nada para evitarlo.  Cinco generaciones de mi familia habían trabajado para la suya y ahora ella era la Dueña y Señora.

-Por fin hay un universitario en la familia, decía mi madre y yo estudiaba con todas mis fuerzas para no defraudarla. Pero la Señora venía por mi y yo no podía evitarlo. Mi madre era sagaz, lista a pesar de su incultura, y, sabiendo mi amor por Ana y que ella me correspondía, intentó sacarme de aquella locura, pero ella era la Dueña.  Dueña de casas y haciendas y con poder para dejar sin trabajo y sin hogar a una docena de personas de mi familia. Tenía todos los ases en la mano y lo sabía. Y quería un trofeo y me había elegido a mí.

Supe que me llamaría a su casa y dejé de lamentarme interiormente. Había que informarse sobre ella e intenté hacerlo. Se me ocurrió una forma... Si alguien sabia algo sobre la Señora era Julián, el chofer, y Julián y yo éramos muy amigos. Él tenía un buen trabajo y lo sabía, por eso le costó hablarme sobre ello, pero se impuso nuestra amistad a su riesgo y habló.  Mas sereno, esperé con calma su llamada. Conocía su debilidad y la emplearía; esperaba que eso al menos me diera alguna posibilidad.

A la semana siguiente, al punto de la mañana, un criado me trajo un mensaje escueto: "Debes estar a las diez en el pabellón de caza". Fui puntual. Ella no disimuló en absoluto: Ya estaba con un salto de cama transparente y el pelo suelto, muy largo... echada en un sofá.... -Ven, acércate...  Me acerqué despacio y quedé a unos treinta centímetros de donde estaba... -Desnúdate, quiero verte desnudo.  Sin una sola palabra empecé a desnudarme... La verdad es que me estaba pasando algo curioso: conforme iba haciéndodolo mi sexo se endurecía y crecía.. (Era una mujer de unos cuarenta años, bien cuidada y guapa). Ella lo notó al vuelo... ´-Ven, dijo cogiéndome la polla con las dos manos.... -Estás muy bien ¿sabes? y vas a hacerlo como yo te diga.... Empezó a pajearme todavía en el sofá, mientras yo permanecía de pié.... Luego se la pasó por la cara, los labios, las tetas.... mirándome desafiante. -Te gusta?  vas a ser mio... y harás cuanto te diga... De pronto me tiró fuertemente de la polla y al doblarme me palmeó la cara con fuerza.... Soltó una carcajada... Si, harás cuanto te diga... como un muñeco al que se le tira de la cuerda.... y rió de nuevo....

Bien.... estábamos en el punto exacto. La agarré con fuerza del pelo, ella gimió y de la sorpresa apenas pudo sostenerse... Seguí tirando mientras con la otra mano le presionaba un pezón con tanta fuerza que sus ojos se llenaron de lágrimas.... estaba de rodillas.... Fui inmisericorde... Palmee su cara con la misma fuerza que ella había palmeado la mía.... y le ordené secamente: -La señora va a mamármela hasta que me corra y lo haré en su boca. Procura hacerlo bien o te azotaré las nalgas hasta ponértelas rojas como tomates..... Ahora mando yo y cuantas veces lo hagamos serás una simple sumisa..... ¿De acuerdo?  Dije presionándole aún más el pelo... Ella afirmó mirándome con los ojos brillantes.

La confidencia de Julián me salvó. Es verdad que la Señora y yo nos vimos infinidad de veces, pero la situación era otra. Todo cambió. Fueron cinco años de gran placer y deleite.

Al terminar la carrera, oposité y fui destinado a otra capital..... Me casé y ahora tengo dos hijos.

Alguna vez, cuando tengo permiso, voy a ver a Julian y de paso... recordamos la Señora y yo en el pabellón de caza. 

DELACH.-


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