Con un suave beso en la comisura de mis labios comienza otro de nuestros encuentros amorosos, puedo sentir tu respiración tan agitada y nace la necesidad de tenerte dentro de mí y no querer soltarte más. Extrañaba sentirme tan mujer y a través de tu mirada sentir el deseo del uno por el otro, sentir tu calidez que no deja soltarte más.
Con cada movimiento que nos unía me sentía más tuya,la preocupación me hace entregarte lo mejor de mí pero siempre es poco, un par de horas no recompensan nada. Me gusta ese lado feroz en dónde extraes todo de mí, ese lado en dónde nos damos cuenta que es una forma de dar a entender toda la pasión que se nos sale hasta por los poros, basta una mirada tuya para encender el fuego que creo apagado y me gusta cuando llego a quemarme.
El rasguño en tu espalda mientras siento tu gemido en mi oído, tus manos en mis pechos cuando yo te observo desde arriba, nuestras miradas encontradas cuando llegamos juntos al final, nuestros cuerpos cansados mientras apoyo mi cabeza en tu pecho para solo disfrutar el silencio que dejó el momento.
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