El brillo tímido a la distancia
Anticipaba su armadura cansada.
Lento, agotado, el caballo fiel,
Única compañía en tantas batallas,
Lo acercó hasta mí y allí reposó.
Él Caballero bajó inseguro, tembloroso.
Mi hombro fue bastón y asidero,
Mis brazos, un intento de consuelo.
Pudo por fin hablar, pero le era difícil.
Ví en sus ojos la marca de mil miedos,
El cansancio de tantas peleas,
El sufrimiento de tantas decepciones.
Su armadura de brillo apagado, herida,
Y su espada, mellada, sin filo,
Mostraban espejismos de su último encuentro.
Le pregunté si la vio, si puedo conocerla.
Su sencilla sonrisa y mirada perdida
Me dijeron que asi había sido.
Quise, urgido, saber su nombre,
“Libertad” dijo, amando cada letra.
No se le escuchó más y cerré sus ojos.
Él y su compañero ya habían partido.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales