La observo desde la distancia,pues todavía no me atrevo a acercarme.
Siempre encuentro mil excusas para no acercarme y decirle que no existe un
momento,en los que no la sueñe conmigo,
privándome así,mi cobardía,de conocer a una mujer fascinante.
No me atrevo a liberarme del miedo que me impide
acortar la distancia que separa su cuerpo del mio.
La miro cuando pasa junto a mí,y sé que ella lo sabe.
Entre nosotros,solo existe una barrera invisible,
hecha a base de "qué pensará de mí".
La miro siempre yo,porque ella casi nunca lo hace,
inconsciente,tal vez por su tristeza,que hay alguien muy cerca capaz de
hacerla feliz,de lograr que vuelva a brillar su sonrisa,
olvidada ya en lo más profundo de sus recuerdos.
Cuando nos cruzamos por la calle,tengo que reprimir las ganas de perder
la cabeza y de derribar,por fin,esa barrera invisible que levantó mi cobardía,
y hacerla saber que hay alguien muy cerca que la puede hacer feliz.
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