Ella.

Cada vez que la veía era una forma de escapar de la realidad.

Su apoyo y amor incondicional, observar lo que escondía tras sus ojos era algo sensacional. A veces creí que su tristeza la escondía detrás de su sonrisa pero otras veces descubrí que aquella risa era su más alta expresión de felicidad.

El pasar un minuto a su lado tenía dos opciones: caer al fondo del abismo o llegar a lo más alto, y sin duda ha sido lo más cerca que he estado de tocar el cielo.

Cada pequeño instante vivido hacía revolotear las mariposas que se encontraban en el capullo de mi estomágo, era inevitable no querer permanecer toda la vida junto a ella, viendo su alborotado cabello a la hora de despertar o su cintura perfecta a la hora de caminar.

Aún puedo percibir como su mano recorría mi cara hasta llegar a lo más bajo de mi cuerpo, sus delicados y dulces labios recorrían mi cuello sin duda el poder sentir su calor más de cerca me hacía saber qiue no existe una forma más linda de demostrar amor.

¿Cuántas veces hemos pensado que tan solo tenemos que entregarnos fisícamente? El amor no es solo eso, tambíen implica poder ser de la otra persona espirítualmente porque sintiendo mucho sin desvertirse hace entender que no todo va en base a lo sexual.

No existe nada mejor que andar con ella de la mano y demostrarle a la sociedad que fuera de todos los prejuicios que se pueden tener no existe nada mejor que estar con ella viendo el amanecer.-