La cachonda de mi cuñada
Por Jagutor
Enviado el 09/07/2018, clasificado en Adultos / eróticos
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Eran las vacaciones de diciembre, mi esposa y yo pasaríamos las festividades en casa de su hermana.
una casa enorme con una cantidad de habitaciones y pasillos, bastante ostentosa para mi gusto.
Manuella, mi cuñada, es una mujer muy atenta, buena anfitriona y muy simpática, pero nada en comparación con mi esposa. Ellas se confían TODO, alguna vez mi cuñada me miraba de forma lasciva, debe ser por las historias que mi esposa le cuenta de nosotros.
Julián, el esposo de Manuella me pide que lo acompañe a comprar las cosas para la cena, de camino al centro comercial, hacemos una parada, una casa modesta y familiar de donde sale una mujer con una tersa piel morena, cabello largo rizado y cuerpo bestial. se saludan de beso en la boca, quedo sorprendido porque no imaginaba que Julián tuviese una aventura. Pero él sabia que yo se guardar un buen secreto así que no se limitó.
Camino a casa, de vuelta, él me dice que mi cuñada no le satisfacía y por eso tenía una "sucursal", me costaba creer lo que me decía de Manuella, quien según mi esposa, era muy cachonda.
Transcurre la cena de lo más normal y se nota la distancia entre mis cuñados, parecen mas conocidos que esposos, a diferencia de mi esposa y yo.
Manuella no deja de mirarnos y hasta llego a sentir un poco de lastima por ella, quien sabe hace cuanto que no la hacen feliz.
Ya en nuestra habitación, como de costumbre mi esposa y yo nos comemos con tantas ganas como si el mañana no existiera, en pleno acto logro ver un pequeño haz de luz que viene de la puerta, ahí estaba Manuella viéndonos, pero yo no podía parar y menos ahora que mi esposa estaba llegando a su orgasmo, al igual que yo, así que seguí a sabiendas que ella nos miraba.
Más tarde, voy a la cocina en busca de agua, alguien me abraza por la espalda y era Manuella, como nunca la había visto, de enfermera sexy con lencería de mallas que permitía apreciarla en todo su esplendor -Dios Mio- exclamé!... La reparé toda de pies a cabeza y se veia tan diferente.
Me dice -cuñado, se que sabes que te vi hace rato, y me puse tan cachonda que me vestí como puta para calentar a mi marido y ver si me quería coger, pero el muy perro ni atención me prestó-
Le dije -pues que estúpido-
Sonriendo se acerca y posa su mano sobre mi ya notoria erección. -cuñado, no puede creer que mi hermanita se esté comiendo este trozo de carne-
Pues créelo Manuella, de hecho si quieres tu también te lo puedes comer. Sin pensarlo más nos fuimos a una de las tantas habitaciones que tenía esa enorme casa, y empieza a jugar con mi pene, lo lame, lo muerde, se lo traga.
No sabía que era muy buena haciendo el oral, -debes estar muy cachonda después de ver como se lo metía a tu hermana verdad-
Sin dejar de chupar, dice que si y que iba a comprobar de primera mano todas las historias que mi esposa le contaba. Eso me pone más cachondo aún.
La levanto, le quito su lancería y veo su bien rasurado sexo, todo brillante de la humedad -estas muy lista Manuella- -pero aun así voy a saborear primero todo esto- le meto 2 dedos a su vagina, caliente y húmeda.
No demora en tener su primer orgasmo en mucho tiempo, me pide que la penetre, que no aguanta más y quiere sentir toda la extensión de mi pene dentro de ella.
Juego un poco antes de penetrarla, para hacer que se desespere y la primera embestida fue dura, ella hizo un gesto de dolor -quieres que pare-
Ella: ni se te ocurra, dame más así, que hace rato el bobo de mi marido no me hace nada, quiero que me des tan duro que te recuerde cada vez que me siente.
Sigo en un ritmo desenfrenado, fuerte, pero sin llegar a lastimarla.
Le pellizco sus pezones y veo como de a poco se va preparando para liberar su orgasmo.
-aahhh! sigue, sigue
Siguiendo sus órdenes aumento mi ritmo hasta que no pude más y estallé dentro de ella.
Nos quedamos recostados, viéndonos y riéndonos como un par de compinches.
Es hora de ir acostarnos, no sea tu hermana nos vea Manu!.. jajajaja
Yo me coloco mi boxer, pero ella va caminando sin su lencería, no creía que Manuella fuera así de atrevida, mientras vamos caminando veo como mi semen se escurre entre sus piernas.
-Manuella, deberías limpiarte-
Ella: déjame así, no lo van a notar, por lo menos asi te tendré dentro de mi por otro rato.
Al día siguiente mi esposa y yo nos íbamos a casa.
Ellas se despiden primero y mi esposa me deja con Manuella.
-bueno manuella, gracias por "todo"-
Al oído me dice ella: ningún gracias, la próxima fiesta será en tu casa en 3 días, y ahí es cuando yo te agradeceré de verdad, me verás de conejita.
Es una promesa!...
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