Hasta el alba, espesuras y brumas que se abrazan, de las formas más raras se disfrazan, acompañan a esas otras que en la mente, de inciertas certezas nos hablan.
Es la noche, tan propicia, permisiva, creadora de encantados porvenires, franqueadora de portales al pasado, que no inhibe la alerta ventana diurna al presente, al ahora.
Jugueteo de las luces en los muros imprimiendo siluetas a su antojo, danza el viento allí afuera con las ramas y son ellas marionetas de los focos.
Horas largas, penumbra eterna medida exacta entre noche y día, más a veces la duda irracional invade ¿cortará la luz esta vigilia?
Quietud exasperante a veces, acogedor trecho de horas en tibio lecho de a dos o a solas, disparador de enigmas, que tanto silencio no soporta la aprisionada alma que que sin la luz se ahoga.
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