Es un día de lluvia.
Nos salvamos
en nuevos espacios
que regalan algodones.
Es todo nuestro,
sin que nada nos pertenezca.
Nos subimos a hombros
del mejor destino.
Disponemos
de gratos parajes
con los que conocer
lo que nos sucede,
que es mucho y bueno.
Hemos pasado
de un lugar a otro
con una sintonía perfecta.
Nos atraemos
con circunstancias que dividen
y nos hacen ser auténticos.
La voluntad es firme:
iremos donde sea menester
para estar juntos,
para ser felices, para ordenarnos
en un equilibrio caótico.
Funciona este día de lluvia,
que a lo mejor no lo es.
Lo parece
porque estamos juntos,
porque nos inundamos
en este momento, ya, de nuevo,
saboreando un sitio
que nos pertenece
porque nos valoramos,
porque nos apoyamos.
Es el día, y su lluvia,
pero fundamentalmente lo es
porque somos nosotros
con una historia nueva,
que hemos empezado
con esta humedad que nos empapa.
¡Vamos!
Juan Tomás Frutos.
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