Hoy le pedí permiso a mi esposa para serle infiel (2/2)

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Él empezó a besarme el cuello, mientras me masturbaba. Me tenía atrapado entre su mano, su miembro y su aliento en mi cuello.

 

Además de los besos empezó a lamerme cerca de la oreja. A mordisquearme el cuello como si fuera vampiro. Eso me encanto, la manera en que jalaba mi piel con sus dientes.

Puso sus manos en mi cintura y me giró. Se arrodilló ante mi. Me puso cada una de sus manos apenas un poco por encima de las rodillas y empujó a los lados para abrirse espacio.  Beso mi monte de venus, la parte interna de mis muslos, empezó a jugar con su lengua en mi entrepierna, a sorber de mis jugos y sentir como su juego me estaba poniendo caliente. Yo veía aquel adonis arrodillado ante mí, comiéndome y bebiéndome y no me lo podía creer. Pero estaba allí justo entre mis piernas, haciéndome gozar. Pero yo no quería acabar allí, y esperaba cumplir mi parte del trato.

 

Lo agarré por la cabeza, primero presionándolo hacía mi, luego jalándolo hacia arriba. Me miró,lo miré asintiendo y le sonreí. Entendió el mensaje y se levantó. Lo miré a los ojos y sin quitarle la mirada agarré su miembro. Con el en la mano, me agaché lentamente aún quitarle la mirada.me arrodille en el húmedo piso de la ducha...y allí sí vi su pene tieso, de venas brotadas con su glande apuntando al cielo.Y sin soltarlo empecé a chupar sus testículos con mi boca. Si los tenía totalmente rasurados como a mí me gustan. Y cómo sabes no he puedo resistir ante un par bolas así.luego continúe besando y lamiendo su erección, le daba también pequeños mordisquitos. Lamía como si mi lengua fuera la escobilla de una arqueóloga descubriendo un tesoro. Así me puse frente a él lo miré a los ojos (de la manera  que seguro ha visto en un montón de videos porno) y le chupe su glande. Sentí como se estremeció, me acarició el pelo y yo chupe desde un poco más abajo. Saque mi boca de nuevo, me miró como rogando por más y supe que yo estaba allí para hacer cumplir su fantasía de madura experta.Y estaba para cumplir el mío de potro salvaje en busca de hembra. Atrapé todo su miembro con mi boca, haciendo con mi lengua un canal y lo chupé desde su base hasta la punta del glande, una, dos y tres veces. A la tercera paré y me levanté. Agarré su pene con mi mano y lo halé como diciéndole que me siguiera, mientras me salía de la ducha. Me sequé un poco rápidamente y me adelanté. Me recosté encima de la cama. Le ofrecí mis pechos mostrándole que requerían atención. Entendió rápido ,se puso a mi lado para chupar mis pezones, con una mano jugaba con mis senos con la otra se ocupaba de mi entrepierna dónde ya jugaba con dos dedos para darme placer empezó a besarme debajo de mis pechos, haciendo un camino por mis costillas, mi ombligo, mi vientre hasta que llegó a mis pliegues para descubrir y chupar mi perla y haceme gozar mientras sus dedos seguían dentro de mi.

 

Los dos sabíamos que se acercaba el momento. Yo ardía de ganas y si palo estaba todo lo grande y tieso que podía ser. Sus ojos no hacían sino escupir deseo.

Le entregué la caja de condones, él sacó, lo abrió, lo puso sobre si miembro, lo desplegó y una vez si acercó su rostro a mi, me dio un prolongado y apasionado beso. Se retiró, alzó una de mis piernas sobre su hombro y con la teatralidad de que aquello fuera un sacrificio puso la punta de su pene en mi entrada y empujó hasta el fondo.me llenó toda con su hombría y yo no pude sino arañar la cama estremeciéndome. En esa posición empujó dos tres veces en realidad ya era incapaz de contar, y empezó a moverse circularmente dentro de mi. Me abarcaba toda me hacía sentir plena por momentos se salía un poco pero solo para volver a embestir.

 

Pero si estaba con un potro, era para montarlo. Y eso le di a entender, me monté encima de él y empecé a ser yo la que controlaba la situación, La que ponía el ritmo, la que apretando y moviéndome dosificaba el placer, el me agarraba las nalgas y los pecho como poseído, pero como buen potro no se quedaba quieto, empujaba hacia arriba penetrándome más, haciéndome sentir que con su embestida me atravesaba y me  superar todo placer sentido anteriormente. Me entregué, me dejé caer sobre su cuerpo ,fundiéndome en abrazo, con él diciéndole, lo rico que me sentía, pidiéndole, que me agarrara duro las nalgas, que me nalgueara. Con una de sus manos él recorría con firmeza mi espalda presionando contra sí, moviéndose con fuerza , con la otro se apropiaba de de mis nalgas, sentía que él ya se venía, yo tampoco podía más, sentí su éxtasis y el al hundir tan solo un poco su dedo en mi culo me llevó al paroxismo sin control de mi cuerpo, primero encima de él y luego cuando ya echada a un lado cuerpo seguía sintiendo sin control.

 

Cuando leí ese relato no pude evitarlo. Me masturbé excitado por le leído y no supe en el momento que responderle a mi mujer que me había contado ese hecho consumado. Me he pasado este mes pensando que claro, que yo también quiero coger, que eso dicen que es bueno para las relaciones, que yo se que fulanita me tiene ganas, que si me echo un polvo y después se lo cuento.  Así que como dije , le voy a montar cachos a mi mujer, le voy a pedir permiso, porque espero también, poder contarle.


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