Ella y El.

   No componian canciones de amor.

   Ella y El eran el amor.

   No se decian dulces y tiernas palabras,

   Ella y El eran la dulzura y la ternura mismas.

   No hablaban de Dios.

   Ella y El poseian a Dios en su corazon, que era uno solo.

   Ella y El no eran iguales, eran muy distintos el uno del otro.

    Y su singularidad y diversidad los hacia soñar un hijo.

    Un hijo que fuera como flores y frutos de eternidad.

    Ella y El debieron marchar por distintos caminos.

    Caminos que se reencuentran en lo infinito.

    Ella y El eran la pareja primordial,

    La Divina Zyssigia, el sueño imposible del Alquimista herrante,

    que los busca para postrarse a sus pies y adorarlos.

    Ella y El estaban en este Mundo, pero no eran de este mundo.