Recién llegado.

Turbado, deambuló entre las nubes, hasta toparse con unos ángeles ociosos.

-¿Este es el cielo?- preguntó.

Los tres ángeles asintieron.

El hombre tuvo un breve momento de felicidad, hasta que su semblante se ensombreció, preocupado.

-¿Hay alguna posibilidad de...? Es que no tuve una vida virtuosa y me temo que, esto, no sea más que un error...

-¿Acaso teméis iros al infierno? 

El hombre asintió con un gesto aprensivo.

Los ángeles rieron, jocosos, y el sol brilló con más intensidad sobre ellos.

Afables, lo tranquilizaron.

-Cuéntanos...Tú, ¿adonde creíais que habíais estado?