Te respeto y me respeto
con ese amor
que nos caracteriza.
Nos entregamos
en este encuentro único.
Comparecemos
para estar y ser
con un orgullo no pendiente
en esta nada fundamental
transformada en suma.
Aparecemos
con anhelos que nos permiten
vivir un regocijo
que es paz.
Lo último es lo primero.
La reciprocidad es creencia
en lo que somos,
en cuanto seremos.
Nos debemos tiempo,
y tiempo tendremos
para lo que sea menester.
Los años nos regalan
ese mejor reporte
ante posibilidades de avanzar.
Hemos visto
que la vida tiene sentido.
Nos hacemos ir:
volveremos a ser
esos héroes anónimos
que tanto necesita la sociedad,
empezando, claro,
por nosotros mismos.
Es, lo nuestro, lo mejor,
y no sencillamente por serlo,
o puede que sí,
esto es, por su no complicación,
sino en todo caso
por sus escasas pretensiones de triunfo,
que, no obstante, tienen,
tenemos, tendremos.
Juan Tomás Frutos.
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