La Espera.

   Por el poder profundo de la poesis,

   te conjuro, mujer, a amarme

   tanto como yo te quiero a ti.

   Te imagino en mi alma peregrina,

    y te veo venir.

    Sin conocerte te he adorado,

    y sin el sabor de tus besos

    he llorado tu tardanza.

     Vendras, se que acudiras a mi,

     a saciar mi sed de ser uno contigo y con tu amor.

     Ya vienes! Vestida de tu sola piel de nacar,

     y orlada con petalos de luz.

     Por un mundo nuevo, nosotros, vienes hasta mi.