Centralix (2ªparte)
Por Observadora Silenciosa
Enviado el 23/07/2018, clasificado en Ciencia ficción
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Me dirigieron hasta el que iba a ser mi nuevo hogar desde ese momento, no recuerdo nada de ese recorrido, todo está borroso. Mi nuevo hogar. Un estrecho pasillo y el ruido de una puerta que se cerraba tras de mí y la cual nunca más podría cruzar. Unos brazos rodeándome. Es todo lo que recuerdo. Y aquí me encuentro.
No se cuánto tiempo pase tumbada, llorando, en mi nueva habitación. Días, semanas, no lo sé realmente. De vez en cuando venía a visitarme una mujer mayor, traía comida, intentaba consolarme, y esperaba. Cuando por fin fui capaz de salir de ese estado fue ella la encargada de explicarme que ocurría allí, quien era Los Otros y cuál iba a ser mí cometido a partir de ese momento.
Y me quitaron de los ojos la venda que había tenido toda mi vida puesta sin saberlo. Me mostraron lo que de verdad escondía nuestra vida de paz, amor y armonía. Me contaron que Los Otros eran seres inferiores, los cuales se creían inteligentes, cosa que nosotras sabíamos que no era cierta. Pero era mejor que siguieran creyéndolo, eso les hacía más fácilmente manejables, así creían que todo lo que hacían era por su propia voluntad.
Lo que yo a había considerado mi hogar, mi añorado Paradix 14, tampoco era exactamente lo que yo pensaba, no era mi hogar, aunque no hubiese sido condenada nunca habría vuelto a él. Paradix 14 era un centro de crianza y educación para las hermanas jóvenes. En estos centros conseguían que todas fuésemos mansas y obedientes para que en el futuro nunca pusiésemos en duda los designios de La Gran Asamblea.
Los Otros siempre habían estado alrededor mío, aunque nunca fui consciente de su existencia. Estaban fuera de los altos muros de Paradix 14, trabajando los campos, fabricando todo lo que las hermanas necesitáramos. Por eso cuando nos desplazábamos lo hacíamos en vehículos sin ventanas, nunca debíamos ser conscientes de su existencia. Sin embargo yo había sido condenada, al igual que aquellas que me rodeaban, por eso podía conocer todo esto. Era necesario que lo conociera porque a partir de ese momento mi labor consistiría en atender a Los Otros cuando fueran traídos hasta La Esfera para conseguir lo que necesitábamos de ellos para el paso de Hermana a Madre. Seria parte de un engranaje oculto pero imprescindible para que fuera de los pasillos de mi nuevo hogar pudiera seguir todo tal y como era. Con miles de hermanas siendo dirigidas hacia el destino que designara para ellas La Gran Asamblea, sin que fueran conscientes de que en el fondo ellas también estaban tan condenadas, como Los Otros o como nosotras.
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