Denunciar relato
La tinta y el papel me convocan, como siempre, para volcar en palabras lo que dicta le mente. Soledad, inquietudes del alma, todo el tiempo me habla.
El café es mudo testigo, de lo que pienso y no digo. Sólo él llega a mis labios, que se abren para darle paso. Sorbo a sorbo, es como tinta que recarga el pensamiento.
El papel presta su cuerpo, manchar su blancura permite, absorbe ávido mis letras líquidas, como si supiera que llevará por siempre, las palabras no dichas.
La tinta, fértil, sabia, con simultánea premura plasma haciendo visible lo que el corazón guarda, cuando ya es fruta madura.
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