Amor de medianoche

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      Como cada noche cuando saliamos del trabajo yo te llevaba solicitamente a aquella estación del metro, es cierto me quedaba un poco lejos de casa, pero era una desventaja calculada, el saber que dentro de esa cabina de la amplia camioneta me envolverias en tus brazos y me besarías a veces con timidez y otras tanta con pasión, hacía que el tiempo consumido fuera  parte de la producción.

Y ahí como cada noche una fiesta de besos se llevaba a cabo en ese solitario lugar. Cuantas veces compartimos momentos graciosos, nos hacíamos bromas bobas como dos adolescentes, otras tantas nos pusimos melancólicos y hasta lloramos,  nos confiamos nuestros mas obscuros secretos y nuestras fantasías cumplidas, esa cabina era nuestra nave del tiempo.

Poco a poco  fuiste abriendo tus capas y mostrabas tu lado más vulnerable, me encantaban tus abrazos y ese candoroso olor de tu piel sin perfume.

¿Qué ves en mí? -te pregunte- ¿qué te gusta?

Bueno, aún no sé que busca una mujer como tú en mí, pero tu eres, una mujer comprometida, confiable, trabajadora, una mujer que no busca lo que las demás, y eso...eso me interesa...

Esa noche en particular a medianoche te vi más humano que nunca, me contaste de tus heridas emocionales, de las traiciones que recibiste, de como te crucificaron en aras de la justicia.

...Y yo solo queriendo besarte, queriendo recorrer con mi boca todo tu rostro bañandote de besos, en tus mejillas, lamiendo tímidamente el lóbulo de tu oreja y llegando finalmente a tu boca, donde ansiosa toda yo y con labios temblorosos de lujuría succionaba suavemente tus labios; no había comprendido hasta ese día el por qué me detenías un poco en ese festín de caricias y besos.

Basta!- Me dijiste suavemente- no me gusta bajarme de tu camioneta y estar por demás excitado, es muy incómodo, es mejor así.

Esas noches aún las recuerdo como si hubieran sido ayer, fueron el inicio de este sólido amor que hoy nos entregamos, quien iba a decir que un día este par de locos deseosos de comerse al mundo coincidirían en tiempo y en espacio.

Decir "Te amo" era el paso lógico a suceder, y así sería. Esa noche nos entregamos todo cuanto teníamos sin tener necesidad de desnudarnos.

 


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