AVISPA

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No le tengo alergia a las picaduras de los insectos, pero esa picadura de avispa en el labio se descontroló tanto que decidí ir al hospital para que me dieran algo para bajar la hinchazón.

Esa avispa me picó de una manera absurda. Estaba montada en mi bicicleta. Iba cuesta abajo a toda velocidad. Iba gritando como una loca. De repente noté que un pequeño objeto me golpeaba en el labio inferior e inmediatamente después un fuerte pinchazo.

Sorprendentemente había muy poca gente en el hospital. Sería por hora, que era muy tarde y porque era verano. Rasmus me hizo una pregunta bastante absurda mientras esperábamos: ¨¿Los enfermos se van de vacaciones?¨.

En la salita de espera había un tipo de unos cincuenta años. Nos contó su vida en cinco minutos. Que maravilla. Que manera de sintetizar. Era un apasionado del mar. Trabajó para una empresa conservera. Pasaba meses lejos de su mujer. Ahora odia los arenques. Dice que los arenques son los culpables de su divorcio. Que no puede ni olerlos, vaya. Le recuerdan a aquella época. Lo solo que se sentía. A su mujer la conoció en un concierto de heavy metal. A primera vista en una mujer sexy. Sexy pero seria. Tiene una cicatriz en la cara que le da un aire muy misterioso, coo de personaje de una película de cine negro. Sin embargo la realidad es muy distinta. Era la herman mayor de una familia muy numerosa. Su madre murió muy joven y a ella le tocó hacerse cargo de la casa y de la depresión de su padre. Ella en el fondo era una mujer muy alegre y vital pero tenía demasiadas responsabilidades. Le tocó ponerse seria. Y después de tres años de relación ella conoció a otro hombre. Este hombre se enamoró locamente. PAsaban mucho tiempo juntos. Iban a conciertos, le hacía regalos, iban a cenar y también salían a bailar. Era inevitable que al final ella se enamorara también. Era cuestión de tiempo.

Este tipo estaba en el hospital por una intoxicación. Rasmus dice que es yonqui. No sé. Le había comprado unas pastillas por internet a unos tipos y resultaron no ser los que el esperaba. No colocaban. Le dieron mareos y vómitos. Rasmus le preguntó si el salmón también le daba asco.

Luego entró mi vecina de al lado, la que tiene tres gatos que se llevan fatal con mi gato. Iba empujando una camilla en la que iba un tipo esposado por los pies y por la mano a la camilla. Por lo visto era un asesino que se había puesto malito.




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